Entre los tres meses y el año de vida, aproximadamente un 30% presentará regurgitación, un 20% cólicos y entre un 15 y 20% constipación, mientras que algunos inclusive pueden padecer más de uno de ellos al mismo tiempo
En el marco del Día Mundial de la Salud Digestiva, los especialistas instan a no desatender los llamados «trastornos digestivos funcionales», los cuales, si bien no tienen un origen orgánico definido, alteran dramáticamente a todo el entorno familiar, generan muchas veces la realización de estudios diagnósticos invasivos innecesarios y constituyen más del 50% de los motivos de consulta en las guardias y en los consultorios pediátricos, incrementando también los costos del sistema de salud.
Entre los tres meses y el año de vida, aproximadamente un 30% presentará regurgitación, un 20% cólicos y entre un 15 y 20% constipación, mientras que algunos inclusive pueden padecer más de uno de ellos al mismo tiempo.
Si bien no están encuadrados dentro de las enfermedades orgánicas, son trastornos digestivos funcionales que afectan la salud y la calidad de vida del niño y que alteran a todo el entorno familiar.
En tanto, en los casos en que el profesional de la salud prescriba una leche de fórmula medicamentosa, su cobertura está garantizada al 100% por la Ley 27.305.
El médico pediatra Fernando Burgos, miembro de la Sociedad Iberoamericana de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SIAMP&P), explicó que se considera que los trastornos digestivos funcionales «son todas expresiones que encuentran su origen en una falta de madurez del tracto gastrointestinal del bebé, que se expresa con esas manifestaciones».
«Por un lado, no siempre es sencillo su diagnóstico y tampoco lo es su tratamiento, pero son niños que lloran desconsoladamente, que no duermen bien y tampoco lo hace el resto de la familia.
Estos casos generan un incremento de costos al sistema de salud, por las múltiples visitas a la consulta médica», afirmó.
La regurgitación, que se presenta en alrededor del 30% de los niños en esta etapa de la vida, consiste en el regreso del alimento del estómago sin esfuerzo, cosa que no sucede con los vómitos o el reflujo, que sí requieren de un acto físico impulsivo.
Los cólicos, por su parte, son dolores fuertes en el vientre del lactante que se manifiestan en forma aguda, intermitente y espasmódica que afectan a uno de cada cinco bebés y generan un llanto desconsolado.
Particularmente, el denominado «cólico del lactante» comienza y termina sin causa aparente, con una duración de 3 horas 3 días por semana durante 3 semanas o durante 3 horas por día durante una semana, por lo que fue definido como la «Regla de 3 de Wessel», en homenaje al médico que la describió.
La constipación o estreñimiento se define cuando se producen evacuaciones restringidas del niño, producen gran malestar general y se estima que afectan al 20% de los lactantes.
En resumen, sumando estos tres principales trastornos digestivos funcionales se considera que se van a presentar en algún momento del primer año de vida del bebé, individualmente o en conjunto, en 1 de cada 2 niños.
«A partir de definir el diagnóstico correcto del trastorno digestivo funcional, el tratamiento de elección es la lactancia materna, sin embargo, en los casos de chicos que no están recibiendo amamantamiento, el abordaje es fundamentalmente nutricional, con recomendaciones dietarias que pueden incluir la indicación de leches de fórmula medicamentosas, cuya cobertura, con prescripción médica, está garantizada por la ley», consignó la directora médica del Grupo Pediátrico Belgrano R, Mabel Carosella.
La médica pediatra agregó: «Las leches de fórmula medicamentosas incluyen en su elaboración determinados componentes que, por ejemplo, en el caso de las regurgitaciones, contribuyen a reducir la frecuencia e intensidad de las mismas y a mejorar el perfil bacteriano y la respuesta inmune del intestino».
«En los cólicos y constipación, entre otros beneficios, los componentes ayudan a ablandar las heces, aumentar la frecuencia de evacuación y a reducir la cantidad e intensidad de los cólicos.
Todo esto contribuye a mejorar la calidad de vida del niño y a disminuir las consultas en las guardias y en los consultorios pediátricos», añadió la especialista.
La ley nacional 27.305 de obligatoriedad de leches medicamentos promulgada a fines de 2016 establece que las obras sociales y prepagas y, en el caso de que la familia no cuente con seguridad social, el Estado deben cubrir al 100% el consumo de leches medicamentos para todos los niños que «padecen alergia a la proteína de la leche vacuna (APLV), así como también de aquellos que padecen desórdenes, enfermedades o trastornos gastrointestinales y enfermedades metabólicas».
«Sin ninguna duda el mejor tratamiento es la lactancia materna, pero esta verdadera ´intervención nutricional´ en los casos en los que está indicada, contribuye también a programar una mejor salud digestiva en la edad adulta. Intervención que además de las leches de fórmula medicamentosas estará acompañada de algunos ejercicios y posturas puntuales y de un diálogo abarcativo con la familia para indagar sobre posibles cambios de hábitos que también contribuyan a mejorar el abordaje integral de la problemática», concluyó Burgos.