Los países que apoyan la casa de ballenas impidieron aprobar una iniciativa para crear un refugio en el Atlántico Sur para los mamíferos marinos en peligro de extinción, profundizando las divisiones en la reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que tiene lugar en Brasil.
La creación del Santuario de Ballenas del Atlántico Sur, una propuesta que data de hace tres lustros, fue respaldada por 39 países y rechazada por 25, mientras un grupo de otros países miembros no votó, por lo que no obtuvo la mayoría necesaria de tres cuartas partes de los 89 integrantes de la organización.
El ministro de Medio Ambiente de Brasil, Edson Duarte, cuyo país propuso la creación del santuario en una reunión de la CBI en 2001, se manifestó decepcionado, pero dijo que continuará trabajando para obtener apoyo mundial en el futuro.
«Como ministro del medio ambiente en un país con 20% de la biodiversidad mundial en sus bosques, nos sentimos altamente responsables de la administración de nuestra riqueza, para todo el mundo, y esto también va para los cetáceos», dijo Duarte entre aplausos de delegados.
Los grupos ambientalistas presentes en Florianópolis, donde se lleva a cabo la reunión, expresaron su decepción por el resultado de la votación.
Apuntalada por Argentina, Gabón, Sudáfrica y Uruguay, la propuesta se debatió por primera vez en 1998 y se ha votado desde la cumbre de 2001 de la CBI.
– «Mala fe» –
Japón, que aboga por la caza de ballenas, votó en contra del proyecto, junto con los estados balleneros comerciales de Islandia y Noruega, así como con Rusia.
La delegación japonesa ha presionado por un cambio en las reglas en la cumbre bienal de la comisión que permitiría que las decisiones se tomen por mayoría simple en lugar de la mayoría actual de tres cuartos.
Esto facilitaría a Japón poner fin a una moratoria de 32 años sobre la caza comercial de ballenas y reintroducir la «caza sostenible de ballenas», para indignación de los países que están en contra de la práctica.
Ese cambio también permitiría, como han subrayado funcionarios japoneses en la cumbre de Brasil, que avance finalmente la creación del santuario.
La comisionada de Nueva Zelanda en la organización, Amy Laurenson, abogó por el santuario y dijo que se trataba de proteger a las ballenas, «no de establecer el resultado para otras áreas del mundo».
Grettel Delgadillo, de la organización Humane Society International (HSI), dijo que la votación fue «una auténtica señal de mala fe y de intriga continua del bloque japonés, y augura muy poco para las votaciones cruciales que vendrán más adelante esta semana».
– Diplomacia de los pequeños -.
Seis países miembros no enviaron delegaciones, mientras otros siete que sí lo hicieron, la mayoría de ellos africanos, no pudieron votar por no estar al día en el pago de sus aranceles.
Los observadores dijeron que para algunos de los países pequeños abstenerse de votar sobre un tema altamente sensible es un gesto diplomático, y que es poco probable que estos países quieran ser fotografiados con alguno de ambos bandos.
Sin embargo, algunos delegados contrarios a la caza de ballenas admitieron que esto demostraba que Japón era mucho más eficiente en la preparación del terreno político.
El resultado alarga casi dos décadas de punto muerto entre las partes pro y anticaza de ballenas de la CBI.
Nicolas Entrup, de la ONG suiza OceanCare, evocó un plan de acción para proteger a las ballenas en el Atlántico Sur aprobado por unanimidad por las partes en la Convención de Naciones Unidas sobre la Conservación de Especies Migratorias de la Fauna Salvaje (CMS) el año pasado.
Arremetiendo contra el «bloqueo destructivo de algunos países», Entrup dijo que los estados firmantes del CMS deberían avanzar en el establecimiento de un santuario sin la aprobación de la más reducida CBI.
«Un santuario en esta región proporcionaría una fuerte protección a una amplia gama de especies de ballenas y delfines», dijo por su parte Patrick Ramage, del International Fund for Animal Welfare.
«La investigación no letal de ballenas en esta área ya ha proporcionado datos valiosos sobre las ballenas y un santuario se habría construido sobre esto, brindándonos información mucho más útil y precisa que la que se ha obtenido de la llamada cacería científica», usada por Japón para aniquilar este año más de 300 ballenas minke.
«Las naciones de la región quieren crear -y tienen todo el derecho a crear- un refugio seguro para las ballenas, bajo continuas amenazas de la caza comercial, la muerte por enredarse en artes de pesca, la contaminación marina y las lesiones causadas por embarcaciones», agregó Delgadillo.