Por José Odisio
Tres fechas. Tres finales. La cercanía a conseguir un boleto a cuartos genera nervios y expectativas. Hace unos meses era impensado que Newell’s estuviera en este lugar. Incluso Astore, con todo el plafón que le daba una elección ganada con holgura, pronosticaba con optimismo estar entre los diez mejores, aunque más cerca del diez que del uno. Pero hay una realidad, y el equipo de Sanguinetti la asume. Y ahora, estando tan cerca, nadie se quiere bajar.
A la hora de encontrar responsables de este buen momento, el primer nombre que surge espontáneamente es Javier Sanguinetti. Y está bien. Tras tantos fracasos en la conducción, ver un técnico con personalidad, con convicción de lo que quiere, inteligente en la lectura antes y después de los partidos, y claro en sus conceptos, es todo un logro. Y sería injusto no darle parte del crédito al cuerpo técnico en conjunto. Porque la preparación física de la Lepra es de alta gama. Y tiene nombres: Pablo Loguercio y Walter Ochiatto.
Todo está aceitado. Bien físicamente, con una idea de juego -guste o no-, con el ánimo alto y jugadores comprometidos. No todos rinden. Pero alcanza. Obviamente sorprende Willer Ditta, Juanchón es un nueve para aplaudir, entusiasma Reasco, Méndez en ataque justifica el apodo de Hulk, volvieron a su nivel Lema y Fernández, se la banca como capitán Pablo Pérez y los pibes generan más alegrías que insultos. Se espera más de Castro, también de Panchito. Y queda la duda de cómo responderá el equipo en partidos a matar o morir. Pero eso sólo se sabrá si pasa a cuartos. Para eso deberá mantenerse por este camino exitoso. Y Racing será una buena medida. Si lo supera… ojo con Newell’s.