Por Diego Añaños
Dado que nadie se atreve públicamente a pedir una renuncia, los medios de comunicación han optado por un modo más sutil de exigirlas. Lanzan supuestas versiones de cambios en el gabinete para instalar en tema en la agenda pública, y esmerilar progresivamente a los funcionarios del gobierno. La hipótesis de la eyección de Martín Guzmán del Ministerio de Economía ya va por la versión 6.0. En diversas circunstancias, y por diversos motivos, los medios especularon con su salida: incapacidad de resolver los problemas, inexperiencia manifiesta, tensiones al interior de la coalición gobernante, etc. La última versión decía que, una vez alcanzado un acuerdo con el FMI, Guzmán dejaría su cargo. Contra todas las versiones, el domingo anterior, el presidente recibió al ministro en la Quinta de Olivos. La agenda incluyó un repaso por las exitosas negociaciones con Brasil y Bolivia para asegurar la provisión energética durante el invierno, la lucha contra la inflación y la respuesta que se prepara a la carta de Mauricio Macri. Al menos en la superficie, una agenda normal, una reunión normal, una situación normal.
Como venimos diciendo, la inflación nunca puede faltar en una mesa de discusión entre el presidente y el ministro de Economía, dado que es el mayor factor de desequilibrio que tiene hoy la Argentina. Los analistas dan por sentado que la inflación de marzo, que se conocerá este miércoles, rondará el 6%, un número que no se registraba desde 2018 luego de la fuerte devaluación del 35% del peso, y que refleja el impacto de la invasión rusa a Ucrania. En ese contexto, los alimentos marcan un aumento del 15% en el primer trimestre, la más alta desde 1991. Como era previsible, un aumento tan fuerte de los alimentos, tiene su impacto en el consumo, tal y como lo refleja un reciente informe de la consultora Focus Group. De acuerdo a los resultados del estudio, el consumo cayó un 7,9% en marzo, profundizando la caída registrada en el mes anterior, que fue del 3%. De este modo, el acumulado del primer trimestre 2022 es de -2,2%. Según el titular de la consultora, Damián Di Pace, el crecimiento del consumo registrado durante los meses de verano, se explica fundamentalmente por la expansión traccionada por el Plan Pre-Viaje, básicamente en el interior del país. En el mes de marzo, la caída del 6,3% en el Interior, tironea hacia abajo los números generales. Paralelamente, sostuvo que la decisión del gobierno de adelantar las paritarias al mes de abril no tendrá un impacto significativo en el consumo, dado que existe un número muy importante de trabajadores informales, monotributistas y autónomos que no son beneficiados por las medidas, y cuyo ingreso se sigue deteriorando progresivamente. Como venimos planteando en columnas anteriores, es fundamental que el Gobierno concentre su atención de un modo más quirúrgico en estos sectores, de modo de amplificar el impacto de sus políticas de lucha contra la inflación.
En paralelo, el proyecto de creación de un fideicomiso para pagar la deuda con el FMI a partir de lo recaudado de una alícuota a los bienes exteriorizados no declarados, recibió el apoyo de dos importantes instituciones como Oxfam y la Red de Justicia Fiscal. Oxfam, es una red global de ONGs dedicada a luchar contra la pobreza y la desigualdad, mientras que la Red de Justicia Fiscal es un colectivo de investigadores y activistas que centra su preocupación en los efectos dañinos de la evasión impositiva, los sistemas fiscales injustos y los paraísos fiscales. Ambas organizaciones, se expresaron públicamente a favor de la iniciativa impulsada por el oficialismo, y consideraron que avanza en el sentido correcto, ya que apunta a resolver una de las cuestiones centrales del debate económico y financiero global: determinar con precisión por qué algunas regiones parecen condenadas a sufrir episodios de endeudamiento constantes, que las sumerjen en la postergación permanente.
Casualmente, la deuda externa argentina casi se duplicó durante la presidencia de Mauricio Macri, ya que pasó de representar un 50% del PBI a representar más de un 90%. Como sugiere Andrés Lerner en un artículo publicado ayer en Ambito Financiero, así como hubo grandes perdedores, también hubo grandes ganadores en ese proceso. Entre los grandes ganadores se encuentra un grupo de consultoras que, según un informe reciente de la AGN, recibieron el 8% en promedio de la deuda contraída con el BID y el BIRF. Lo destacable del asunto es que el organismo de control sugiere que el porcentaje debería estar entre el 1% y el 2%. La investigación continúa, pero por lo que muestra la punta del iceberg, puede ser un escándalo de dimensiones.