Ornella, creadora de Comunidad.compost, y Antonela, quien lleva adelante The Viver!, son emprendedoras de la ciudad que apuestan por negocios sustentables
Ornella Bressan tiene 30 años y nació en Paraná. Estudió en Santa Fe la carrera de Biodiversidad y empezó a investigar sobre el compostaje para realizar su tesis. El año pasado vino a vivir a Rosario. Fue en pandemia y recién llegada a la ciudad que creó Comunidad.compost, un emprendimiento con perspectiva sustentable.
«Comunidad compost implica una red y tiene la iniciativa de involucrar e incentivar a la gente para que haga compost en sus casas, y por eso es necesario tener un lugar para compostar, un recipiente para poder hacerlo. Ahí es cuando pensé que, ya que trato de incentivar a las personas a hacerlo, tengo que facilitarles los recipientes. Por eso realicé una campaña para conseguir baldes de pintura de veinte litros, los cuales adapto a composteras para después venderlos y que puedan compostar en su casa, de manera fácil y sencilla. El compostaje implica solo microorganismo y el vermi (vermicompost) de las lombrices, que son parte de este emprendimiento y es otro producto que ofrezco, los núcleos de lombrices», relata.
Antonela Carducci tiene 33 años y su emprendimiento es The Viver!, un vivero en línea. Nació en San Pedro, se mudó a Rosario para estudiar Psicología, pero finalmente empezó a trabajar en viveros. Estudió Paisajismo y se dio cuenta de que amaba el contacto con las plantas. Por ese motivo, abrió su propio vivero que estaba en la esquina de Ocampo y Alem, pero en la pandemia decidió cambiar la forma de venta, cerrar el local y comenzar a vender de manera virtual.
«Soy jardinera, hago producción de plantas y el emprendimiento justamente tiene que ver con eso, ofrezco plantas de todo tipo: interiores, exteriores, cactus, suculentas, arbustos, macetas e insumos para la jardinería, desde guantes a palitas por ejemplo», menciona y agrega: «Mientras estudiaba Paisajismo, trabajé en viveros y empecé a hacer mantenimientos hasta que pude abrir mi propio local. Seguí haciendo cursos de todo tipo, de huerta, de techos verdes, de suelos, entre otros. En 2015 comencé con este emprendimiento y con la pandemia la verdad se complicó todo, entonces en ese momento incursioné con el tema de las redes sociales. Me di cuenta de que Instagram era importante y para reducir gastos traje todo a este lugar. Tenía el espacio, la terraza, y tengo más tiempo para producir, para dedicarle a las plantas, que llevan su mantenimiento. El concepto es que las personas puedan pasar a retirar las plantas o se envían a domicilio».
Ornella dice que el emprendimiento surgió en la pandemia, cuando todas las personas estaban en sus casas y producían mayor cantidad de basura. «Hacer compost forma parte de hacernos cargo de la basura que generamos, al menos, de la orgánica».
La mirada sustentable es la base de Comunidad compost, por eso también Ornella reutiliza bandejas de plástico para colocar los núcleos de lombrices. «No compro plásticos porque es un gran problema ambiental. La idea es ir recuperando lo que no se usa, en la cadena de la economía circular tratamos de que los residuos tengan un circuito, desde lo inorgánico como el plástico, como lo orgánico con los residuos que generamos en casa. Es importante que los emprendimientos tengan esta mirada sustentable porque si cada proyecto tiene una mínima acción, reciclando inclusolos desechos de tela o cualquier tipo de desperdicio se reutiliza, estamos haciendo nuestra buena acción del día para el ambiente y la naturaleza», argumenta Ornella.
Por su parte, Antonela, señala: «Se me ocurrió reinventarme y elegir la frase ‘en línea’, como otra forma de decir que es un emprendimiento online que tiene delivery o take away, me pareció que la frase es una alternativa a esas palabras. A algunas personas les parece todavía un poco raro el tema del vivero en línea. De todos modos, el estar en línea, desde la pandemia tiene un sentido, estar cerca aunque estábamos lejos», y resalta la importancia que tuvo en ella trabajar con plantas y al aire libre en plena cuarentena.
Tanto Ornella como Antonela se enteraron de la capacitación a través de las redes sociales de la Municipalidad. «Me enteré del curso por las redes. Como soy nueva en la ciudad, empecé a seguir a la Municipalidad en Instagram y me enteré del curso de esa manera», cuenta Ornella y agrega: «Si bien mi emprendimiento ya existía, Impulsarte me ayudó a organizarme y a planificar. Emprender implica muchas actividades y una las hace en el día a día pero desordenadamente, por eso con el curso empecé a ordenarme. Hay que producir, hay que vender, emprender implica visibilizarte en las redes sociales. Me ayudó mucho para que el emprendimiento siga creciendo».
De la misma manera, Antonela se refiere que no es lo mismo emprender con un local al público que emprender por internet. «Es otra conexión con el público. Me interesó mucho el tema del marketing, todo lo que tiene que ver con el plan de negocios y también conocer otras personas que emprenden y cómo se maneja cada uno. No copiar, pero sí guiarse a partir de la experiencia de los demás. Y toda la información que te dan sobre manejar una página, con la que una se va actualizando. Por ejemplo yo no sabía usar el Instagram, me cuesta un poco, pero me dio herramientas. Las chicas que dieron el curso estaban muy presentes y te iban sacando las dudas».
Ornella hace hincapié en el vínculo que se genera entre los emprendedores y las emprendedoras que participan de Impulsarte. «Vamos aprendiendo y nos vamos nutriendo entre nosotros. Incluso hicimos un grupo de Whatsapp en donde íbamos contando experiencias de cada uno que nos hace mejorar y es muy nutritivo. El curso es totalmente recomendable, las profes fueron muy didácticas en las explicaciones, porque en la teoría parece muy fácil, pero después en la práctica es más difícil. Por eso Impulsarte te da esa guía para poder mejorar», asegura.
Entre los desafíos que tienen con sus emprendimientos, Antonela manifiesta que cree que es importante evitar el uso de los insecticidas, prácticamente no los usa. «También ir aprendiendo dónde va cada planta, porque son seres vivos, necesitan agua y cuidado. Lo que más me entusiasma es el intercambio con las personas, contar lo que sé y lo que les puede servir a cada una, esa charla que se genera con la gente. Es lo más divertido de este trabajo que es mi emprendimiento. Creo que se aprende de todo con las plantas».
Asimismo, Ornella afirma que como emprendedora quiere incentivar a que la gente tenga la intención de compostar en su casa, de gestionar sus propios residuos. «Quiero que esta red, que es una comunidad, por eso elegí que esa palabra esté en el nombre del emprendimiento, se amplíe cada vez más y que estemos vinculados entre nosotros, para intercambiar información. Y también me parece muy importante el tema de la educación ambiental. Ir a las escuelas para mostrar cómo se composta, cómo se puede gestionar el residuo de otra manera, para que los niños y las niñas empiecen a tener un hábito nuevo y creo que las escuelas son la base. Por eso apunto también a la parte educativa», finaliza.
Impulsarte