Un gol de Mario Husillos, a poco del final del encuentro, inclinó en forma definitiva la balanza para el conjunto bonaerense, que cortó un invicto soviético de casi dos años y medio
Por José Pommarés – Télam
Osvaldo Rinaldi, otrora mediocampista central del seleccionado argentino juvenil campeón mundial en Japón 1979, resultó uno de los protagonistas del épico triunfo de Loma Negra sobre Unión Soviética en un amistoso (1-0) en 1982 y, a la distancia, remarcó que el seleccionado europeo «nos subestimó por ser un equipo desconocido».
«La (selección) de Unión Soviética nos subestimó por ser un equipo desconocido y del interior. Por eso, ellos arrancaron con varios suplentes inclusive», dijo el exvolante de San Lorenzo, Racing Club y River Plate, hoy con 62 años, al recordar lo ocurrido aquel mediodía del sábado 17 de abril, en plena Guerra de Malvinas.
Loma Negra, tal vez el primer ejemplo de gerenciamiento en el fútbol argentino, venía de participar en buena forma en el Campeonato Nacional 1981, en el que no pudo acceder a la fase final por muy poco, rescatando dos empates en cero con el que fuera campeón de ese torneo: River Plate
«A mí me llevó Valentín Suárez (expresidente de Banfield y de AFA), que era una suerte de manager del club. Me acuerdo que me ofrecieron cuatro veces más de lo que ganaba en San Lorenzo. Tuve que dejar la carrera de geología que había empezado», recordó Rinaldi a Télam.
Bajo la conducción de la empresaria cementera Amalia Lacroze de Fortabat, la entidad fue ganando impulso no sólo en lo económico sino también en lo deportivo.
«Se armó un buen equipo que ganó el torneo Beccar Varela en representación de Olavarría», evocó el exjugador y hoy agente de seguros, en relación a la final ganada ante un combinado de Concepción del Uruguay.
El director técnico de aquel conjunto, Rogelio Domínguez (ex DT de Boca Juniors), contaba con un buen plantel que no tenía la suficiente competencia, por la inexistencia de certámenes locales. «Entonces, (Rogelio) Domínguez resolvió que concentráramos 20 días antes del partido», relató.
«Fuimos a la estancia San Jacinto, que era propiedad de Amalita Fortabat. Me acuerdo que fue acondicionada para la ocasión», amplió.
«Nos preparamos como si fuese la final de un Mundial. Inclusive, en un micro fletado por el club, fuimos a todos a presenciar el partido que la Argentina jugó contra la Unión Soviética tres días antes, en cancha de River», dijo Rinaldi, en referencia al amistoso premundialista que ambos seleccionados animaron en Núñez y que finalizó igualado 1-1.
El exmediocampista central del representativo albiceleste que se consagró campeón mundial Sub ’20 en Tokio en septiembre del ’79 recordó que «esa mañana de sábado, la ciudad amaneció convulsionada».
«La cancha de Racing desbordaba. Me acuerdo que llegaron simpatizantes de ciudades cercanas como Bolívar o Azul. La expectativa era muy grande. Los hinchas nos emocionaron con su apoyo», narró.
Evocó que «el partido era parejo. Ellos no podían superarnos y empezaron a impacientarse. Entonces, en el segundo tiempo, metieron titulares a ver si daban vuelta la historia».
«Me pasó una cosa curiosa también», reveló Rinaldi, quien finalizó su carrera en Sportivo Desamparados de San Juan a los 30 años.
«Cuando iba para ocupar mi lugar en el campo se me acerca un jugador de ellos (Unión Soviética) a saludarme efusivamente, a través de señas. Pese al idioma supo decirme que se trataba del arquero (Viktor Chanov) que había jugado la final del Juvenil del ’79, cuando les ganamos por 3-1 en Japón», recordó.
«Nosotros los pudimos neutralizar y les jugamos de igual a igual. Teníamos con qué porque se trataba de un plantel muy profesional, con mucho recorrido en Primera División», sostuvo Rinaldi.
Un gol de Mario Husillos, a poco del final del encuentro, inclinó en forma definitiva la balanza para el conjunto bonaerense, que cortó un invicto soviético, de casi dos años y medio.
La victoria desembocaba –automáticamente- en un «premio mayor» que significaba un pasaje gratis para cada jugador para concurrir al Mundial España ’82, que se celebraba en junio.
«La señora (Amalia) Fortabat nos había prometido eso, pero estalló la Guerra de Malvinas y esa posibilidad se truncó. Me acuerdo que lo que sí hicimos fue viajar a Buenos Aires con un micro para despedir a los soldados de Olavarría que se iban para el Sur», indicó Rinaldi.