Una cámara de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires comprobó que el futbolista, denunciado por violencia de género, arrastró a su expareja colgada de la puerta del acompañante de su vehículo
Boca Juniors quedó inmerso en un nuevo caso de violencia de género protagonizado por un futbolista de su plantel profesional, esta vez Eduardo Salvio, quien se expuso a una dura sanción por parte del club luego de atropellar a su expareja con su auto y huir del lugar del incidente en el barrio porteño de Puerto Madero.
El hecho ocurrido durante la madrugada en la intersección de las calles Juana Manso y Azucena Villaflor alteró una semana en la que Boca había encontrado cierta tranquilidad después de su victoria sobre Always Ready de Bolivia (2-0) en la fase de grupos de la Copa Libertadores.
Salvio, de 31 años, no acudió esta mañana al Centro de Entrenamiento de la localidad de Ezeiza por consejo dirigencial y se esperaba se presentación en la fiscalía porteña para «acreditar su inocencia», adelantó su abogado Mariano Cúneo Libarona.
Una cámara de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires comprobó que el futbolista, denunciado por violencia de género, arrastró a su expareja colgada de la puerta del acompañante de su vehículo, luego de mantener una discusión en la puerta de su domicilio.
Las imágenes viralizadas registraron el momento en que el jugador de Boca realiza una peligrosa maniobra para escapar de la mujer (Magalí Aravena), que lo había alcanzado en otro automóvil para recriminarle presuntamente que se encontrara con otra mujer días después de haberse separado.
Mientras la mujer intentaba abrir la puerta del acompañante, el auto referido en la denuncia policial como un Mercedes Benz A250 dio marcha atrás para ganar radio de giro y luego avanzó hacia la derecha, momento en el que arrastró con su vehículo a la víctima.
El titular del SAME, Alberto Crescenti, confirmó en declaraciones periodísticas que los médicos llegados al lugar constataron «un traumatismo mínimo del miembro inferior de una de las piernas» de la mujer, «que no requirió traslado por ambulancia».
Boca emitió esta tarde un comunicado oficial en el que se puso a disposición de la víctima y la Justicia para el esclarecimiento del caso y con el que ratificó su compromiso absoluto en cuestiones de género e igualdad.
Tras la agresión sobre su ex pareja, Salvio se expone a sanciones como la «amonestación, suspensión, cesantía y expulsión» de Boca, según lo previsto en el protocolo elaborado por el Departamento de Inclusión e Igualdad.
Esa norma interna contempla «todos los hechos de violencia en razón de género que se produzcan dentro de las instalaciones del club o que afecten a éste, como así también todas las personas, sin necesidad de distinguir el tipo de modalidad que los vincule con la institución».
El protocolo regula «los comportamientos, acciones, omisiones y conductas realizadas por sus autoridades, dirigentes, asociados, asistentes, invitados, participantes, deportistas, auxiliares, empleados/as, terceros/as que presten servicios permanentes o temporales, gratuitos u onerosos, que colaboren con la institución, que se encuentren en la institución o en cualquiera de los ámbitos de aplicación y/o cualquier otra persona que se reconozca afectada en el ámbito de la institución o que afecten al mismo».
Las situaciones de violencia reconocidas por ese reglamento alcanzan el ámbito físico, psicológico, sexual, económico y patrimonial y simbólico.
Entre las modalidades de violencias especificadas, una prevista en el artículo 6, inciso G, encuadraría en lo sucedido esta madrugada en Puerto Madero:
* Violencia contra las mujeres en el espacio público: aquella ejercida contra las mujeres por una o más personas, en lugares públicos o de acceso público, como medios de transporte o centros comerciales, a través de conductas o expresiones verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia y/o generen un ambiente hostil u ofensivo.
Salvio se convirtió en el tercer futbolista de Boca con una denuncia judicial en curso por violencia de género y el primero desde que el club divulgó el Protocolo de Prevención y Acción Institucional, en septiembre del año pasado, por impulso de la titular del Departamento de Inclusión e Igualdad, Adriana Bravo, hoy también vicepresidenta tercera de la entidad.
Los casos más resonantes fueron los vinculados a los delanteros Sebastián Villa y Cristian Pavón, en los que el club demoró en intervenir aduciendo falta de herramientas institucionales.
«Fueron situaciones que se manejaron a través de la Justicia. En ese momento no teníamos un protocolo activo», justificó Adriana Bravo, vicepresidenta tercera de Boca, en una reciente entrevista con Télam.
El colombiano Villa enfrenta una causa que el juez de garantías de Lomas de Zamora, Javier Maffucci Moore, resolvió elevar a juicio oral el año pasado por violencia de género contra su expareja, Daniela Cortés, quien lo denunció en abril de 2020.
Pavón, por su parte, fue imputado por la Justicia de Córdoba, su provincia natal, por el presunto delito de «abuso sexual con acceso carnal» contra la denunciante, Marisol Doyle, por un hecho ocurrido en la localidad de Alta Gracia, en noviembre de 2019.
Entretanto, el arquero Agustín Rossi también tiene antecedentes por lesiones a su expareja Bábara Segovia, provocadas antes de su llegada al club a principios de 2017 cuando todavía era futbolista de Defensa y Justicia, donde militó el año anterior.
Por último, el lateral colombiano Frank Fabra fue investigado al igual que sus compatriotas Edwin Cardona y Wilmar Barrios en una causa por lesiones leves, amenazas, presunto abuso sexual y privación ilegítima de la libertad sobre dos mujeres con que habían estado en un departamento de Puerto Madero, en enero de 2018.
La jueza de instrucción María Alejandra Provítola, exsecretaria del fiscal federal Carlos Stornelli, dictó el sobreseimiento de los tres jugadores un año después.