Por Ariana Operti
Hace más de 42 años, el Padre Tomás Santidrián fundó los hogares de protección al menor Ho.Pro.Me para recibir, acompañar y dar una casa a los niños que por razones judiciales, no podían continuar con sus familias. La asociación fue creciendo con el pasar del tiempo y hoy, gracias a la solidaridad de mucha gente que colabora con ellos, realiza múltiples actividades en beneficio de los que menos tienen.
Javier Bilbao comenzó a ejercer como presidente de la asociación en 2014, un año después del fallecimiento de su fundador, quien lo acercó a los hogares e hizo que emprenda su trabajo solidario en Ho.Pro.Me. En diálogo con CLG, contó de qué manera abordan las problemáticas de quienes se acercan al lugar y explicó de qué se trata la campaña que realizan junto a los scouts de barrio Belgrano para Navidad.
Ho.Pro.Me lleva adelante su labor con personas en situaciones de extrema pobreza y en los hogares reciben a chicos que pasaron situaciones traumáticas. «Alojamos a niños que tienen una herida muy grande no sólo en su cuerpo sino también en su alma«, esgrimió Bilbao, quien agregó: «Cuando se fundó, el objetivo principal era sacar a los chicos de la calle. Y eso no cambió».
Las tres «patas» de Ho.Pro.Me
Bilbao remarcó que la obra que realizan se apoya en «tres pilares». La principal es la original: los cuatro hogares. Las otras dos son los talleres de capacitación laboral que llevan adelante y la escuela ‘Madre Teresa de Calcuta’.
«Los hogarcitos son 4 domicilios, casas de familia, donde alojamos a chicos que por algún motivo sus familias están judicializadas», comenzó detallando Javier. «Los jueces sacan a los chicos de sus familias. Los motivos son los peores: abuso sexual, violencia extrema, desnutrición, o varios de esos juntos. Generalmente en una situación de pobreza hay muchos factores juntos», añadió y detalló que muchos chicos, incluso grandes, aprendieron a leer con ellos.
«Algunos casos son difíciles de imaginar. Esos chicos pasaron por situaciones traumáticas. A algunos la familia no los quería y les hacían lo peor», puntualizó, al tiempo que explicó qué buscan hacer desde Ho.Pro.Me para acompañar a los chicos: «Mientras están con nosotros, tratamos de que vivan como una familia, que tengan horarios y hábitos, que hagan sobremesa. Que vayan a la escuela, principalmente, y al club del barrio. Que hagan una vida ‘normal’, como todos merecemos».
Bilbao además, explicó que los chicos legalmente «deberían estar seis meses, máximo un año». Sin embargo, algunos se encuentran en los hogares desde hace «tres años y medio». «El espíritu de la ley es que rápidamente se pueda integrar a un vínculo familiar. Muchas veces no se encuentra o se vuelve difícil. Entonces los chicos permanecen. Depende de cada caso», justificó.
«Hay chicos que vienen llorando del hambre que tienen. Por eso nosotros intentamos hacer un abordaje integral y que además a todo lo atraviese la educación»
Otra de las tareas que componen la obra de Ho.Pro.Me son los cursos de capacitación laboral para adolescentes: panadería, fábrica de pastas frescas, carpintería, electricidad y cocina. Además del taller, a quienes concurren se les da una comida «o la merienda reforzada». «Muchos vienen por la comida y más allá de que aprendan el oficio, para nosotros, con quitarle horas en la calle, ya es negocio», explicó Bilbao.
«La otra pata es la escuela, que se llama Madre Teresa de Calcuta. Con un colectivo propio pasamos por distintos lugares de Rosario y buscamos a los chicos, almuerzan con nosotros, toman la merienda y están en la escuela primaria. Ya tenemos 20 promociones y este año comenzó a funcionar primer año del secundario. Pretendemos que salgan ‘Técnicos en energías renovables'», detalló.
«Son más de 200 chicos, les damos los útiles, la ropa… Todo lo necesario para una educación completa. Por la tarde/noche tenemos dos aulas, dos centros de alfabetización. En una aprenden a escribir adolescentes y adultos, y en la otra terminan la primaria. También se les da de comer», especificó.
En resumen, Bilbao describió a Ho.Pro.Me como un «pequeño pueblo» y explicó que muchas veces «la comida fuerte» de quienes se acercan al lugar, suele ser la que les dan ellos. «Hay chicos que vienen llorando del hambre que tienen. Por eso nosotros intentamos hacer un abordaje integral y que además a todo lo atraviese la educación», remarcó.
No ser ajenos a la realidad
«Uno tuvo otras oportunidades en la vida. En el interior, todos tenemos ganas de cambiar la sociedad. Y eso me moviliza a ayudar. Ademas uno ve estas desigualdades y no se queda ajeno. Ante las carencias y necesidades, uno puede ser indiferente o comprometerse. En este caso, decidí comprometerme». Así justificó Javier Bilbao las razones por las cuales comenzó a colaborar desde su lugar, en la forma que podía, con quienes más lo necesitaban.
«Muchas veces uno se entera de cosas tan dolorosas que nos producen sufrimiento, pero también eso produce que no podamos ser ajenos a lo que ocurre. En muchas situaciones, la preocupación es lo que podemos hacer por el chico, no ponemos el énfasis en los conflictos. No nos preocupamos en maldecir lo que le pasa sino en el ahora. Eso también es un mecanismo de defensa, porque sino con todos los casos que tenemos, no resiste el aparato psíquico», agregó.
El presidente de Ho.Pro.Me. dijo que, por suerte, cada vez son más quienes dejan de lado la indiferencia y se solidarizan con quienes lo necesitan. «Aquí los que nos acercamos lo hacemos con cariño, porque es una obra maravillosa. Hay personas y también empresas que ayudan. Estamos contentos con este servicio. Es una apuesta a un proyecto que va por el futuro de los chicos. La educación nos da sentido y nos iguala en oportunidades», remarcó.
«Hoy la situación se agrava. Hay un marcado deterioro de la economía informal de la mayoría de la familia de los chicos. Son hijos de cartoneros, y lo que sucede en la economía que golpea al resto, a ellos que ya vienen golpeados… vuelve mas grave aún a la situación«, subrayó Bilbao, al tiempo que agregó qué ocurre actualmente: «Hay más pedidos de comidas y más demanda de contención social. Entidades intermedias como la nuestra son las que muchas veces dan una real contención porque nuestro compromiso va más allá de un horario. Si hay una necesidad, estamos. Ante el agravamiento de la realidad social, estamos cada vez más presentes. La solidaridad también crece, por suerte».
La campaña de Navidad
Aún faltan unos meses, sin embargo, muchos ya piensan en Navidad y en que los chicos tengan un regalo. Ese es el caso de los scouts de barrio Belgrano, quienes colaboran permanentemente con Ho.Pro.Me. y en esta oportunidad están llevando una campaña a la que Javier describió como «hermosa».
«Es una iniciativa que tuvieron ellos. Se propusieron que cada chico tenga una bicicleta como regalo de Navidad, nosotros siempre tenemos una caja para los chicos, pero nunca se nos había ocurrido esto. Nos pareció buenísima la idea«, manifestó con entusiasmo.
Agradecido, añadió: «Ellos festejan los cumpleaños a los chicos de los hogares, siempre colaboran. Para nosotros es una gran noticia que cada chico vaya a tener una bicicleta».
Las bicicletas, que «no hace falta que sea nueva, ni nada», y también cualquier tipo de donación puede llevarse a la sede de Ho.Pro.Me en Castellanos 1264, o a la escuela, ubicada en Zeballos 3340 o a los miembros del la Comunidad Rover San Agustín, del grupo Scout nº30.