El crimen de Fabricio Guiral sucedió este domingo, poco después de las 14. Una persona llamó a la puerta de su casa y sin mediar palabras le gatilló en la cara
El domingo Fabricio, de tan sólo 21 años, fue asesinado en la puerta de su casa en Villa Gobernador Gálvez y el barrio no sale de su asombro. La tristeza y la bronca de la familia queda expuesta en las palabras de su padre, Hernán Guiral, dueño de una cervecería que había sido atacada el 8 de marzo. “Hay muchas familias destruidas. Por la memoria de mi hijo pido que las autoridades hagan algo, que metan presos a los responsables y la policía haga algo. Si a los funcionarios les queda chico el saco, que se corran y dejen lugar a la gente que quiere trabajar de verdad”, dijo en declaraciones radiales.
El hombre contó que formaban parte del sistema de testigos protegidos, pero que a la hora de la balacera que mató a su hijo no se encontraba el móvil policial. Formaban parte de este sistema luego de recibir amenazas y un ataque en el local gastronómico que conduce en San Martín al 2000, en V.G.G., hace ya 20 días, ante eso realizó la denuncia ante el Ministerio Público de la Acusación y consiguió la protección, aunque no fue sencillo.
“La denuncia llegó al fiscal (Luis) Schiappa Pietra, éste se la pasó a (Franco) Carbone y Carbone a (Federico) Rébola. Tenían todos los elementos para evitar esto y no lo hicieron”, sostuvo ante LT8.
Guiral subrayó que “el secretario de Justicia de Santa Fe vino a hablar conmigo personalmente, con el intendente Alberto Ricci y toda su comitiva. Me dijeron que me quedara tranquilo, que este problema lo iban a solucionar y que iban a meter a toda esa gente presa, que tenían todas las herramientas legales para hacerlo. Pero hoy yo tengo que enterrar a mi hijo”.
“Detrás de esto está la mala justicia que tiene el país y los jueces que no hacen nada. Pusieron barricadas en Tribunales para protegerse, pero no cuidaron a mi familia”, lamentó el papá del joven ultimado ayer y agregó: “Mi familia y yo éramos testigos protegidos, y el móvil que debía cuidarnos no estaba. (Los policías) Hicieron abandono de sus labores. No había nadie cuidando. Si hubiese estado el patrullero, esto no hubiese pasado y mi hijo estaría conmigo”.
El dolor quedó explicito y sus palabras acompañaron el lamento: “Me quedé sin alma, sin corazón. Tengo un dolor profundo por la muerte de mi hijo, un inocente trabajador, de 21 años. Trabajó toda la vida a la parte nuestra. Tengo otro hijo de 7 años que tiene una discapacidad. Yo tengo varias enfermedades, entre ellas cáncer. Quién se hará cargo del hermano de Fabricio”, se preguntó.
El crimen de Fabricio Guiral sucedió este domingo, poco después de las 14. De acuerdo a lo que pudo reconstruirse, un hombre tocó a la puerta de su casa del barrio La Esperanza y cuando Fabricio apenas se asomó le dispararon directo al rostro. El agresor supuestamente huyó en un auto conducido por un cómplice.