El argentino falleció a los 91 años. Desarrolló destacados catálogos en los que apostó por publicar autores que otros no querían editar
El editor argentino Mario Muchnik, radicado en España desde fines de la década del 70, desarrolló destacados catálogos en los que apostó por publicar autores que otros no querían editar y acercó la obra de otros no antes traducidos como el italiano Primo Levi, falleció a los 91 años, según informó Casa de América.
«Lamentamos la pérdida del editor argentino. Muchnik estaba afincado en España y tuvimos la suerte de que compartiera en Casa de América su trabajo editorial y también fotográfico. Que la tierra te sea leve», anunció Casa de América en su cuenta de Twitter.
Mario Muchnik (Buenos Aires, 1931) se formó en Física, destacó en fotografía -registró con su cámara el Mayo Francés y retrató a destacados autores, entre ellos su amigo Julio Cortázar- y desarrolló una prestigiosa labor a los dos lados del Atlántico, motivado por el antecedente de su padre Jacobo, también editor y publicista. Muchnik participó como director editorial en Seix Barral y Ariel y fundó proyectos propios como el sello Muchnik Editores.
A lo largo de su trayectoria editó a autores como Rafael Alberti, Adolfo Bioy Casares, Ítalo Calvino, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Susan Sontag y Primo Levi, de quien estuvo al frente de sus primeras ediciones al español. En la década del 80 cuando le dieron el Nobel al búlgaro Elías Canetti, el horizonte editorial de Muchnik se expandió dado que el premiado escritor formaba parte de su catálogo.
También publicó títulos propios, como «Mundo judío. Crónica personal», «Para mis amigos libreros», «Lo peor no son los autores» y «Ajuste de cuentos» en clave autobiográfica que también dejó en libros como «Banco de pruebas. Memorias de trabajo 1949-1999» o en «Mario Muchnik. Editor para toda la vida», una serie de entrevistas a cargo del periodista español Juan Cruz Ruiz. Su divertida y sagaz honestidad sobre el oficio lo convirtió en uno de los editores más queridos y respetados por sus pares y lectores, un «donjuán de la edición», como se definió en uno de sus libros de memorias.