El Gobierno pudo poner un freno a la suba del dólar, pero las consecuencias de la marcada devaluación impactarán de manera directa en la última etapa del año, en la cual se espera un crecimiento de la pobreza, mayor inflación y una profundización de la recesión ante un plan económico que pone todas sus fichas al nuevo desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En ese escenario, la administración de Mauricio Macri busca contener la tensión social mediante la renovación del programa «Precios Cuidados» y mejoras en la Asignación Universal por Hijo.
Además de apelar a herramientas utilizadas por el kirchnerismo para reactivar el consumo y el mercado interno, Cambiemos también tiene en la mira la búsqueda del acuerdo con los gobernadores para el proyecto del Presupuesto 2019.
Si bien el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, encargado de llevar a cabo las negociaciones con los mandatarios provinciales, se mostró confiado, los legisladores no dan por cerrado el acuerdo.
Ante una economía con todas las variables financieras en rojo, el Gobierno debió replantear el rumbo de la política económica y concretó cambios en el Gabinete como un gesto de austeridad hacia el FMI en lo que constituyeron los días más difíciles desde su llegada a Casa Rosada.
El propio Presidente admitió hace algunas semanas que «lamentablemente» iba a aumentar la pobreza por efecto de la devaluación y el «rebote» inflacionario.
Según estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, el índice de pobreza se ubicaría en torno al 33% por el impulso de la depreciación del peso. Es que tan sólo en agosto el dólar acumuló una suba de $9,97, es decir de 35,5 por ciento.
En tanto, a principios de septiembre, la divisa norteamericana cotizó con una fuerte tendencia alcista, que el Banco Central pudo frenar con un cambio de estrategia en plena negociación con el Fondo Monetario.
Como consecuencia de la devaluación, las consultoras proyectaron una inflación de entre 3,6 y 4 por ciento para agosto y ya se anticiparon a la cifra de septiembre, que según alertaron podría rondar en un 6 por ciento.
Los últimos datos oficiales, correspondientes a julio, informaron que el índice inflacionario anual se ubica en el 31,2% hecho que además de erosionar el poder adquisitivo de los asalariados, compromete la meta oficial del 32% pactada con el FMI en el primer acuerdo, sellado dos meses atrás.
Todo indicaría que ese objetivo no podrá ser alcanzado y, de hecho, días atrás se filtró un documento del Ministerio de Hacienda que estipulaba una cifra del 42 por ciento para 2018.
Al ser consultado respecto de esa cuestión, el ministro Nicolás Dujovne no desmintió la cifra, sino que indicó que se trataba de un documento «privado» y argumentó que era material de trabajo.
El INDEC difundirá el jueves 13 el Índice de Precios al Consumidor y así se oficializará que la meta del 32%, ubicada muy lejos del 12% –planteado meses atrás por el ex presidente del Banco Central Federico Sturzenegger–, será el primer punto sin cumplir del acuerdo firmado en junio con el organismo multilateral, que ahora pedirá un ajuste mayor para desembolsar el dinero esperado por Macri en su intento por llevar confianza a los mercados.