Más de 5 millones de personas en la Argentina padecen enfermedades renales y solo uno de cada ocho adultos conoce su diagnóstico
Especialistas en nefrología pidieron una mayor concientización sobre las enfermedades renales, que afectan a más de 5 millones de personas en la Argentina, aunque solo uno de cada ocho adultos conoce su diagnóstico, y pidieron que se avance en políticas de salud a largo plazo, en el marco del Día Mundial del Riñón que se conmemora este jueves 10.
En la Argentina, uno de cada ocho personas adultas padece algún grado de enfermedad renal crónica (ERC), lo que equivale a más de 5 millones de argentinos.
Sin embargo, se estima que sólo uno de cada diez pacientes conoce su diagnóstico, porcentaje que se vio agravado durante la pandemia por coronavirus, al reducirse significativamente las consultas médicas.
Pese a que las personas con mayor riesgo son aquellas que padecen diabetes o hipertensión, existe «un 30% de pacientes con ERC que no tiene ninguna de esas dos patologías», indicó a Télam Guillermo Rosa Diez, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN).
Rosa Diez aseguró que se debe buscar «reducir la brecha de conocimiento de la salud renal» en la población en general, en los profesionales médicos y en quienes toman decisiones para garantizar un mayor acceso a la información de todos, y de esta manera «prevenir enfermedades renales y disminuir la mortalidad asociada a ellas».
«En la población general no se tiene conocimiento de la enfermedad renal ni de cómo prevenir estas patologías que pueden ser mortales; en muchos casos prevenirlas supone unos pocos cambios de vida», señaló el especialista.
Además, la renal es una de las enfermedades «más fáciles de diagnosticar» ya que «se puede descartar en su mayoría» con estudios «muy sencillos y de bajo costo» como un análisis de sangre para medir la creatinina y uno de orina, describió.
Por su parte, Augusto Vallejos, coordinador del Programa de Abordaje Integral de Enfermedades Renales (Paier) del Ministerio de Salud, aseguró que pese a estar asociada a personas mayores de 50 años, la enfermedad renal puede «aparecer en cualquier momento de la vida, incluso en la infancia».
La ERC es «una patología con alta prevalencia pero muy bajo diagnóstico», indicó Vallejos y agregó que una de las principales causas de la baja tasa de diagnóstico «es que es una enfermedad asintomática, por lo que hay que hacer una búsqueda activa para detectar a los pacientes».
Para ello, instó a una mayor capacitación en el personal de primera atención, que «debe saber que se puede diagnosticar fácilmente e identificar cuándo hacer la derivación al nefrólogo», explicó Vallejos.
Ambos especialistas coincidieron en la importancia de avanzar en «un programa de salud renal a largo plazo, con verdaderas políticas que no cambien con el Gobierno de turno y que apunten a informar a la gente, favorecer el diagnóstico y la oportuna derivación al nefrólogo».
Además, señalaron que la intervención temprana «es clave» para demorar la progresión de la patología y reducir la morbilidad y mortalidad de las enfermedades renales crónicas, que se mantienen «en el quinto puesto de causas de mortalidad en adultos en la Argentina».
Lejos de ser un asunto exclusivo del país, esta patología es un «problema de salud pública mundial y creciente», razón por la que desde 2006 la Sociedad Internacional de Nefrología y la Federación Internacional de Fundaciones del Riñón impulsan anualmente el Día Mundial del Riñón con el objetivo de generar conciencia.
En su manifestación más grave, la enfermedad supone la necesidad de terapia de sustitución renal como la diálisis crónica (hemodiálisis o diálisis peritoneal) o el trasplante.
Acerca de los tratamientos, los especialistas reconocieron una baja en los controles periódicos y los ingresos de pacientes a diálisis durante la pandemia, como así también «la evidente vulnerabilidad de los pacientes renales a tener mayores complicaciones por Covid-19».
Sin embargo, Rosa Diez resaltó la oportunidad que supuso la pandemia para «prestar atención a tratamientos como la diálisis peritoneal, que se puede realizar en casa, o a la telemedicina para chequeos rutinarios».
«Los pacientes en hemodiálisis tenían que seguir viniendo a los centros de diálisis, mientras que los que hacían el tratamiento peritoneal se quedaban en sus casas. Vimos que éstos se infectaron menos de Covid-19 que los pacientes en hemodiálisis», explicó el nefrólogo.
«Esto muestra la ventaja de esta modalidad que no se utiliza suficientemente en la Argentina por varios aspectos, entre ellos el económico, porque hay insumos que son importados. El desafío que se plantea es buscar la forma de reducir los costos y poder brindar este tratamiento», añadió en diálogo con Télam.
Para la prevención, consideraron que «un riñón sano está en un cuerpo sano», por lo que las recomendaciones de salud general son válidas para la afección renal: sostener la actividad física y una alimentación saludable de manera habitual, hidratarse correctamente, controlar el nivel de azúcar en sangre y la presión arterial.
Pero ambos hicieron especial énfasis en no abusar de fármacos que puedan dañar los riñones, como los antiinflamatorios no esteroides, ya que «pueden ser excelentes fármacos pero el abuso puede generar enfermedad renal», aseveró Rosa Diez.
En el marco del Día Mundial del Riñón, este jueves 10 de marzo se iluminarán de naranja numerosos monumentos en varios puntos del país.
Asimismo, Fresenius Medical Care, una entidad dedicada al cuidado del paciente con enfermedad renal avanzada, llevará adelante actividades informativas y de concientización.
En la provincia de Buenos Aires estarán presentes el jueves en el Hospital Güemes de Haedo a las 10 horas; en el Centro Cultural Olmedo de Ciudadela a las 14; en la Escuela de Enfermería de Necochea y en Escobar, mientras que en la Plaza de San Justo realizarán actividades el viernes 11.
También habrá actividades en las localidades de Clorinda y Formosa; en Zapala y Neuquén capital; en Mendoza y Rivadavia y en la ciudad de Salta.