Política y Economía

El acuerdo con el FMI prevé una expansión económica y un proceso de desinflación estable y sostenido


"Se prevé que el PBI crezca 3,5 a 4,5% en 2022 y converja a un crecimiento potencial en torno a 1,75% a 2,25% a mediano plazo", indicó el Ejecutivo

El programa macroeconómico del Gobierno argentino prevé una expansión económica y un proceso de desinflación estable y sostenido, con un crecimiento del PBI de entre 3,5% y 4,5%, y una inflación de entre 38% y 48% en 2022.

«Se prevé que el PBI crezca 3,5 a 4,5% en 2022 y converja a un crecimiento potencial en torno a 1,75% a 2,25% a mediano plazo», expresó el Ejecutivo en el Memorándum de Políticas Económicas y Financieras.

Esta expansión se verá sustentada por el consumo privado y la inversión, y las políticas públicas «seguirán desempeñando un importante papel para respaldar el empleo, los ingresos reales y mejoras de los indicadores sociales».

Asimismo, se proyecta que la cuenta corriente externa se mantendrá en superávit, apuntalada por un tipo de cambio real efectivo competitivo y reformas orientadas a impulsar las exportaciones en sectores clave.

Esto, junto a un aumento de la inversión extranjera directa (IED) y la entrada de flujos oficiales netos, facilitará una acumulación de reservas (aumento de US$ 15.000 millones a lo largo del programa) y reforzará el régimen de deslizamiento cambiario (crawling peg).

Por otra parte, además de procurar reducir la inflación en un rango de 38%-48% para fines de 2022 y en cinco puntos porcentuales adicionales por año hasta fines de 2024, la estrategia de desinflación se basará en un «enfoque de varios frentes» que abarcará «políticas fiscales, monetarias y de precio-ingreso, adecuadamente calibradas».

Se prevé que estas políticas ayuden a «apuntalar la demanda de dinero», que, tras la caída registrada en 2021, se espera que en general se mantenga constante como proporción del PBI.

El escenario base, aclaró el Gobierno, «está sujeto a importantes incertidumbres, lo que implica que es posible que las políticas tengan que recalibrarse».

«No se puede descartar una mayor re-intensificación de la pandemia, con el potencial riesgo de circulación de nuevas variantes del virus, eventuales medidas restrictivas y perturbaciones del comercio», advirtió.

La intensificación de las tensiones geopolíticas -incluidos aquellas relacionadas con el conflicto en Europa del Este- han aumentado significativamente la incertidumbre alrededor de nuestro escenario base, especialmente para los subsidios de energía.

«Las condiciones mundiales y regionales podrían empeorar y eso complicaría las perspectivas para Argentina», remarcó el texto.

El crecimiento de los socios comerciales del país podría decaer y los términos de intercambio podrían deteriorarse si los precios mundiales de los productos agrícolas se vieran afectados y si los precios internacionales de la energía siguieran creciendo, detalló.

Los shocks relacionados con el clima podrían afectar las exportaciones argentinas, con repercusiones negativas en la entrada de divisas y los ingresos fiscales; pero también podría registrarse un alza.

En ese sentido, señaló que las condiciones externas «podrían tornarse más favorables», y la recuperación «podría ser más vigorosa de lo previsto», en especial en sectores como el de servicios que se vieron más duramente golpeados por la pandemia.