Por José Odisio
Por José Odisio
Ganar siempre es positivo. la hipocresía de decir que importa jugar bien y no el resultado es de la boca para afuera, pero nadie puede negar que las victorias regocijan el alma, traen calma y permiten encarar el futuro cercano con mayor optimismo. Y eso sucedió con Newell’s en Córdoba. Aprovechó la flaqueza del rival, tuvo un rato de inspiración y se quedó con tres puntos que despejó dudas y le da a Sanguinetti una semana de paz para enfocarse más en la mejora del equipo y no tanto en lo que diga la gente.
No es fácil ser entrenador de Newell’s por estos días. Tal vez esa fue la razón por la que dijeron «no» Beccacece, Heinze y Vojvoda. La vara fútbolística está baja, lo que debería ser una tentación, ya que todo lo que se logre se verá mejor. Pero la paciencia del hincha también está por el piso. Las malas campañas provocaron bronca y decepción y hoy no hay mucho margen para aguardar resultados. Ni con el técnico ni con los jugadores. Por eso una victoria suma más que tres puntos, mucho más cuando el equipo se acomoda en la tabla y al menos por una semana parece ser competitivo.
Suena injusto decir que el Newell’s de Sanguinetti no muestra mejorías. El equipo está mejor desde lo físico, no se deja pasar por encima por nadie en ese aspecto. Le jugó de igual a igual a Talleres, Defensa y River, que en otros momentos lo superaban caminando. Newell’s se ve mejor, corre, mete, llega mejor plantado a las divididas. Hay cierto desgaste en los carrileros que se nota y les saca potencia arriba, y empezaron a surgir lesiones musculares, que para un equipo con poco recambio es un problema. Pero correr, corre.
En cuanto a lo táctico, Sanguinetti aún busca el equilibrio.Hubo una versión que entusiasmó con Defensa, con un 4-3-3 que presionó alto y con intensidad; pero ese mismo dibujo desbarrancó con Argentinos. Por eso el 4-4-1-1 de los últimos partidos, con delanteros externos devenidos en carrileros, es más equilibrado. Aunque Sanguinetti deberá buscar mayor presencia ofensiva para compensar el desgaste de los externos, que lógicamente pierden fuerza en el área rival. Al menos el DT parece haber encontrado los once, que por ahora son con Juanchón García de nueve y con Reasco en el banco, aunque se haya pagado un millón de dólares por el ecuatoriano, y con Macagno de titular y Arboleda como relevo, a pesar de todo lo que hizo el DT para traer al colombiano. Y aquí hay un mérito de Sanguinetti, no se encaprichó, no insistió con algo que no estaba bien. Con Reasco todavía se puede esperar, para insertarlo y adaptarlo de a poco al fútbol argentino; Arboleda va a calentar el banco.
Newell’s ganó y todo se ve mejor. Aunque el cambio no haya sido tan notorio, aunque aún falte mucho por ajustar y haya futbolistas que necesitan levantar su nivel, la victoria siempre protege. Y en el Parque hacía falta una semana tranquila para mirar con más optimismo el futuro.