Los Klitchko entraron en el libro Guinness de los Récords como los hermanos con más victorias por el título mundial de pesos pesados: 17 Vitali y 11 Wladimir
Los hermanos Vitali y Wladimir Klitchko tienen una historia más que particular con el deporte, pero también con su nación, Ucrania, a la que defendieron arriba de un cuadrilátero y ahora lo hacen desde la política y con las armas para resistir el avance ruso a su país.
Vilati, de 50 años, es el alcalde de Kiev, la capital ucraniana sitiada por las fuerzas militares rusas, y el ex campeón mundial de boxeo de los pesos pesados se alistó en el ejército de su país para resistir el ataque.
«Hago un llamado a la comunidad internacional para que observen lo que está sucediendo en Ucrania. Una guerra sin sentido. ¿Hay ganadores y perdedores?. Solo quiero decirles que debemos permanecer unidos contra esta agresión rusa. No dejen que siga sucediendo lo que hoy le está pasando a Ucrania, no dejen que suceda en Europa y finalmente en el mundo. Unidos son un gran apoyo para Ucrania», dijo Vitali, junto a su hermano, días atrás al graficar la situación de su país.
No es casual que en la lista de 23 personalidades y «objetivos» que Rusia quiere eliminar se encuentren los hermanos Klitchko, además del presidente Volodomyr Zelensky.
En su cuenta de Twitter, el alcalde de Kiev está muy activo, pide ayuda para su país a la comunidad internacional y agradece -a veces en videos y en diferentes idiomas- el apoyo de países europeos o bien de Estados Unidos, siempre con la frase «Ucrania sobrevivirá».
Los Klitchko saben de qué se trata la milicia y las armas, porque su padre Vladimir Rodomich Klitschko, fue oficial de la fuerza aérea soviética en Chernobyl, aunque también siempre bregó por la independencia ucraniana.
Vitali Klitschko terminó su exitosa carrera en el mundo del boxeo con un récord de 45-2 y 41 nocauts, y su última pelea fue en septiembre de 2012 cuando noqueó al alemán Manuel Charr en el cuarto asalto.
Dominó su época con los pantalones cortos y los guantes de boxeo y desde sus 2,01 metros de altura y 112 kilos de peso, conquistó todas las coronas posibles.
Su hermano Wladimir tuvo un breve -por lo rápido- enfrentamiento con un argentino dentro de un ring, el cordobés Fabio «La Mole» Moli, quien perdió por KO en el primer round en el combate que protagonizaron el 30 de agosto de 2003 en Alemania, por el título que ostentaba el ucraniano.
Esa pelea duró apenas algo más de un minuto, porque Klitchko conectó un zurdazo a la cabeza del cordobés que se tambaleó, cayó y nunca más se levantó. En una actuación que tuvo mucho de duda y poco de efectividad.
Durante sus exitosas carreras profesionales, tanto Vitali como Wladimir fueron enarbolando la bandera ucraniana, algo que molestó e incomodó en más de una ocasión a las autoridades rusas, en especial a Vladimir Putin, su presidente.
Vitali -quien nació en Kirguistán pero tiene ciudadanía ucraniana-, fue campeón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) entre 1999-2000 y del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) entre 2004 y 2012, y se retiró con la corona en su poder tras efectuar 17 peleas mundialistas.
A su vez, Wladimir, de 46 años, nació en Kazajstán -también tiene nacionalidad ucraniana-, fue campéón de peso completo OMB en dos períodos 2000-2003 y 2006-2015, y en la segunda ocasión acumuló las coronas FIB-AMB-OMB, totalizó 28 cotejos mundialistas y se retiró luego de caer con Anthony Joshua en 2017.
Los Klitchko entraron en el libro Guinness de los Récords como los hermanos con más victorias por el título mundial de pesos pesados: 17 Vitali y 11 Wladimir.
Tras abandonar el boxeo Vitali se metió de lleno en la política ucraniana, en medio de conflictos internos con el ex presidente Viktor Yanukóvich, quien era más cercano a los intereses rusos.
En 2014 llegó a la alcaldía de Kiev, la capital del país, y siempre se alineó con ideas más cercanas a Occidente.
Hoy la vida de los hermanos los pone en una situación de lucha también, pero no con los puños, sino con las armas, y no para conquistar ningún cetro, sino para defender su nación, la que está siendo atacada y a la que defenderán «con las armas en la mano».