El cervicouterino es prevenible a través de la realización de un test de tamizaje para detectar lesiones precancerosas, y el tratamiento de dichas lesiones, podría erradicarse
Un equipo del Conicet que implementó en Jujuy un sistema autotoma para detectar a tiempo los casos de VPH en mujeres, desarrolló una estrategia para que las pacientes que hayan dado positivo a este virus se realicen «un PAP de triage» para saber si además tienen una lesión compatible con el cáncer cérvico-uterino, informó el Conicet.
El estudio ATICA, publicado The Lancet Regional Health América consiste en el envío de SMS a las mujeres que hayan dado positivas en su autotoma de VPH. El trabajo demostró que las mujeres que recibieron los mensajes de texto «tuvieron un 30 por ciento más de probabilidad de tener el Pap de triage que las mujeres que no recibieron los mensajes».
“No es una estructura onerosa o difícil de mantener: es simplemente la generación de un sistema de envío de mensajes, que se linkea con el Sistema Nacional de información para el tamizaje (SITAM), entonces cuando hay una mujer detectada como VPH positiva el sistema automáticamente dispara la comunicación», dijo Silvina Arrossi, directora del estudio.
La investigadora del Conicet destacó que «la tecnología digital de comunicación móvil hoy está al alcance de todos, ya que en el 98 por ciento de los hogares de Argentina hay al menos un celular. Ese celular es suficiente para que el sistema de salud pueda comunicarse con las mujeres y mejorar la línea de cuidado sin sobrecargar al sistema de salud”.
Desde 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a “poner fin al cáncer cérvicouterino”, una enfermedad causada por la infección del virus del papiloma humano (VPH o HPV en inglés) que afecta cada año a más de 72 mil mujeres en la región de las Américas.
De todas ellas, casi 34 mil fallecen y si se mantienen las tendencias actuales, según las previsiones del organismo, el número de muertes en las Américas aumentaría en un 45 por ciento para 2030.
El cervicouterino es prevenible a través de la realización de un test de tamizaje para detectar lesiones precancerosas, y el tratamiento de dichas lesiones, podría erradicarse.
“A partir de la introducción del test de VPH como tamizaje primario para prevenir el cáncer cervicouterino, que llevó a cabo la Argentina a través de un proyecto demostración Jujuy entre los años 2012 y 2014, también se introdujo la autotoma del test de VPH: es decir que las mujeres pueden tomar la muestra por sí mismas”, indica Arrossi.
Para evaluar la efectividad de la autotoma del Test de VPH y aumentar la realización de tamizaje entre mujeres socialmente vulnerables, se llevó a cabo el Estudio Ema, que demostró que con la autotoma del test de VPH ofrecida por los agentes sanitarios en rondas, las mujeres tenían cuatro veces más acceso al tamizaje del cáncer cérvicouterino,
A partir de entonces, el uso de la autotoma del Test de VPH se ha incorporado en siete provincias: Jujuy, Misiones, Catamarca, Tucumán, Chaco, Entre Ríos y también en jurisdicciones de la provincia de Buenos Aires, como La Matanza, Ituzaingó y Florencio Varela.
“Lo que también observamos fue que si bien con la autotoma había mucho éxito en el acceso al tamizaje, era difícil que las mujeres después accedieran al segundo paso, que es para las mujeres que dan positivas: hacerse un Pap de triage para saber si además de ser VPH positiva tienen una lesión precancerosa que hay que tratar”, explica la científica.
El resultado, que acaba de publicarse en The Lancet, demostró que con esta sencilla acción se aumentó la adherencia de las mujeres VPH positivas al pap de triage.
Arrossi indica que “El Pap de triage es una etapa indispensable del proceso de prevención del cáncer cervicouterino ya que permite establecer cuáles son las mujeres VPH positivas que necesitarán diagnóstico y tratamiento».
Este estudio «demuestra que la comunicación con telefonía celular es una herramienta efectiva para mejorar el proceso de prevención del cáncer cervicouterino, y así poder avanzar en las metas de eliminación de la enfermedad establecidas por la Organización Mundial de la Salud”, concluyó la investigadora.