Betty Davis se destacó en la década del `60 como una figura estelar en el mundo del funk, que fusionó ritmos como el soul, el jazz y el rhythm & blues
Así lo informó Connie Portis, una amiga de la artista, a través de un texto publicado en las redes sociales de Davis, en el que la define como «una gran influencia de la música con múltiples talentos y estrella de rock pionera, cantante, compositora e ícono de la moda».
Betty Davis se destacó en la década del `60 como una figura estelar en el mundo del funk, que fusionó ritmos como el soul, el jazz y el rhythm & blues, además de convertirse en un ícono por sus letras que aludían a la liberación sexual.
Además fue una especie de musa para Miles Davis cuando en 1968 se convirtió en su segunda esposa y lo acercó el mundo del rock, a partir de su amistad con artistas como Eric Clapton, Sly Stone y Jimi Hendrix.
En tal sentido, la mujer fue fundamental en la construcción de una nueva imagen para la leyenda del jazz, quien abandonó los trajes oscuros por las ropas de colores, comenzó a actuar en escenarios decorados e iluminados como los de las grandes estrellas de rock y se rodeó de músicos que, sin abandonar la tradición, tenían una impronta rockera, tal como se relata en el documental «Birth of The Cool».
En este contexto, Miles Davis creó «Britches Brew», en 1970, uno de los discos más revolucionarios en su trayectoria en el que dio cuenta de la influencia del rock en su vida.
Nacida en 1926 en Durham, Carolina del Norte, bajo el nombre de Betty Mabry, la artista demostró desde chica interés por la música a partir de su pasión por la obra de B.B King, Jimmy Reed y Elmore James, entre otros.
A los 16 años comenzó a trabajar como modelo pero, aunque fue en esa actividad donde alcanzó cierto renombre por primera vez, dio un giro y se dedicó de lleno a la música.
Con canciones como «Get Ready for Betty», «Shut Off the Lighty If I´m in Luck I Might Get Picked Up», «I´m Gonna Get My Baby Back» y «I´ll Be There», esta última junto a Roy Arlington, se posicionó como una pionera del funk que iba a convertirse en una influencia ineludible para futuras estrellas del género.
Tras una relación sentimental con Hugh Masekela, quien trabajó como arreglador en sus éxitos «Live, Love, Learn» e «It´s My Life», Betty formó pareja con MIles Davis a finales de los ´60, en una relación determinante para el astro del jazz.
El fogoso romance dejó como saldo un cambio radical en la carrera de Miles Davis, con el disco «Bitches Brew» como principal hito; sin embargo, la relación terminó a principios de los ´70 en medio de acusaciones cruzadas.
Mientras que el trompetista acusó a Betty de haberle sido infiel con Jimi Hendrix, ella atribuyó la ruptura al violento carácter del músico, a la vez que rechazó el supuesto affaire con el icónico guitarrista.
«Quiero que me tomen en serio, no quiero convertirme en una especie de Yoko Ono o una Linda McCartney», solía replicar la cantante cuando en los años siguientes se la mencionaba como «la exesposa de Miles Davis».
Aunque registró algunos discos en los ´70, abandonó la música a finales de esa década y se convirtió en una figura de culto para muchos nuevos artistas que incursionaban en el funk y el soul.
El rescate a su labor llegó con un disco de grandes éxitos en el 2000, un documental de 2017 centrado en su historia titulado «Betty: They Say I´m Different» y un nuevo single en 2019 que se llamó «A Little Bit Hot Tonight» y marcó un fugaz regreso a la música.
Claro que, aunque no se la mencione directamente, el influjo de Betty Davis permanece en cada escucha de «Bitches Brew» o en artistas como Prince, Madonna, Janelle Monae o Ice Cube, quien sampleó su voz en algunos de sus temas.