La ministra de Salud de la Nación habló del coronavirus, analizó la gestión y mucho más en una extensa entrevista
Por Natalia Concina – Télam
La transición de la pandemia por coronavirus a una endemia, es decir a una enfermedad que afecte a regiones con estacionalidad, «es un proceso » y «las modificaciones de la gestión de los casos y los aislamientos» -que se están dando en Argentina y en el mundo- «son pasitos» en ese sentido, aseguró la ministra de Salud, Carla Vizzotti, quien también describió los desafíos de una cartera clave.
En medio de la tercera ola que atraviesa el país impulsada por la variante Ómicron, que hasta el momento no está produciendo un incremento de hospitalizaciones y muertes proporcional al aumento abrupto de casos, Vizzotti recibió en exclusiva a Télam y mantuvo una larga charla en la que el balance, pero sobre todo los desafíos, fueron el eje central del diálogo.
«Argentina es un país federal, con un sistema de salud muy fragmentado y la pandemia hizo que nos uniéramos como nunca lo hubiéramos hecho si no habría sucedido: el sector público, las obras sociales, el sector privado, las universidades, las obras sociales provincias, las 24 jurisdicciones del país con la nación, todas las instituciones del Estado trabajamos juntos», puntualizó.
Luego de supervisar en Tortuguitas el depósito desde donde se distribuirán botiquines del programa Remediar, Vizzotti recibió a Télam en un amplio salón contiguo a su despacho, en el segundo piso del Ministerio de Salud, como parte de la serie de entrevistas con integrantes del Gabinete Nacional que publica esta agencia para trazar un diagnóstico de gestión y fijar las prioridades para el 2022.
—Con el «diario del lunes», ¿Cuál es el balance que hacen de la gestión sanitaria de la pandemia?
—Lo primero que hay que entender es que todavía no es lunes para la pandemia. Cuando tengamos un tiempo de endemia vamos a tener una perspectiva más clara de lo que vivimos en el mundo y en Argentina en estos dos años. La aparición de este virus requirió que cambiáramos todo lo que veníamos haciendo en el mundo, en Latinoamérica -donde tuvo un impacto mucho más alto por las particularidades y las desigualdades que hay-, y en nuestro país donde había una situación económica y sanitaria muy compleja. Argentina es un país federal, con un sistema de salud muy fragmentado y la pandemia hizo que nos uniéramos como nunca lo hubiéramos hecho si no habría sucedido: el sector público, las obras sociales, el sector privado, las universidades, las obras sociales provincias, las 24 jurisdicciones del país con la nación, todas las instituciones del Estado trabajamos juntos. Se ha priorizado la salud, con limitaciones, pero con esa mirada de tratar de que el impacto económico sea el menor posible y cuidando la salud. Las medidas que se tomaron al comienzo de aislamiento social, preventivo y obligatorios para fortalecer el sistema de salud fueron fundamentales, sino no hubiéramos podido dar respuesta en la primera ola pero sobre todo en la segunda.
—También hubo algunas medidas de restricciones en la segunda ola…
—Sí, en la segunda ola las medidas que se tomaron fueron mucho más específicas y breves en medio de una tensión en el sistema sanitario que fue sostenida por mucho tiempo en el que también hubo riesgo de no poder dar respuesta. Con las medidas los casos fueron bajando. La fortaleza más grande es la extraordinaria campaña de vacunación en lo que significó el acceso a las vacunas -con la dificultad mundial que ha habido para esto-, la articulación con las provincias, el enorme esfuerzo que se hizo en cada área con la llegada de las dosis, la logística, el trabajo con Aerolíneas, aduana, AFIP, operadores logísticos, y después el mismo proceso en cada provincia hasta que llega al vacunatorio. Es muy difícil transmitir la complejidad de todas las gestiones que se hicieron en la pandemia desde traer equipos de protección personal hasta la vacunación. Por supuesto que hemos tenido limitaciones en el recurso humano, en poder asegurar el aislamiento porque las necesidades económicas hicieron que muchas personas tuvieran que salir a trabajar sin poder aislarse. El impacto de la pandemia, y las medidas que tuvieron que tomarse por ella, ha sido muy grande en lo social, económico, emocional y sanitario.
—¿Cuáles son los desafíos en términos de sanitarios?
—Los dividiría en dos: los primeros son los que causó la pandemia hacia adelante. Aquí lo que tenemos es que, por un sistema sistema de salud que tuvo que responder frente a una situación extraordinaria y por la población que por temor decidió no acercarse a los centros de salud, se han postergado consultas en relación a varias patologías; esto es lo que estamos denominando ‘patologías retenidas’ y lo estamos tratando de recuperar ahora con una situación epidemiológica más favorable. Se están tratando de retomar las cirugías programadas, los controles de enfermedades crónicas, etc. Para darse una idea los screening (estudios para la detección) de cáncer de cuello de útero y de mamá bajaron un 60%; los de colon descendieron un 50%; pero también la vacunación en niñas, niños y adolescentes, incluso en adultos, bajó entre 5 y 10 puntos. También el abordaje del tema de salud mental, que teníamos ya como desafío antes de la pandemia, poder implementar la Ley, ir hacia un paradigma más comunitario con una mirada más empática y despatologizadora, menos centrada en las instituciones; todo ese objetivo se vio interrumpido con la pandemia. Pero además de lo pendiente, está el impacto en la salud mental que generó la pandemia, que no es solo lo individual como el miedo personal o la angustia por la enfermedad, por la pérdida de un ser querido, sino que a nivel de la sociedad, como generaciones que atravesamos la pandemia, hay un impacto que habrá que trabajar.
—¿Y cuáles eran los desafíos que había de antes de la pandemia?
—Más allá de los desafíos provocados por la pandemia están los objetivos que nos habíamos fijado en diciembre de 2019 que era trabajar en ejes fundamentales y para eso habíamos creado tres secretarias: Calidad, Equidad y Acceso. Es bueno ver el organigrama (porque ahí están esos ejes) que tiene por primera vez una Dirección de Enfermería, una de Género, una subsecretaría de Articulación Federal y otra subsecretaría de Articulación de Sistemas de Salud y Atención Primaria, cuyo objetivo es integrar realmente el sistema de salud en Argentina y poder transformar el primer nivel de atención. También es muy importante la Subsecretaría de Medicamentos e Información Estratégica que apuntan a tener una fuerte política de medicamentos y un área de información que articule con otras áreas de Gobierno lo cual es fundamental para tomar decisiones basadas en la evidencia. Así que con la sanción de la Ley de los 1.000 días y las Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), de Etiquetado Frontal, la regulación de la Ley de Cannabis Medicinal, tenemos desafíos muy grandes de políticas sanitarias y a pesar de la pandemia se pudo avanzar fuertemente. Se incorporó la vacuna de la polio inactivada en el Calendario, la segunda dosis de la varicela a la edad de ingreso escolar; es decir, el Ministerio no se ha detenido, pero hay que retomar y profundizar todos esos ejes.
—¿Cuándo se pasará de la pandemia a la endemia?
—Una enfermedad es pandémica cuando emerge un virus nuevo que tiene la capacidad de infectar al ser humano, que se transmite de persona a persona y al cual el 100 por ciento de la población es susceptible. Aunque el virus no sea tan letal, si se enferma toda la población al mismo tiempo lo que sucede es un desborde del sistema de salud -que es lo que pasó en muchas ciudades del mundo- donde no sólo hubo muertos por Covid-19 sino que no se pueden atender otras patologías y se llega hasta triplicar la mortalidad. A medida que pasa el tiempo, cuanto menos personas son susceptibles, cuanto menos grave es la enfermedad que se genera, hay una tendencia a la endemia que implica que el virus no desaparece sino que se queda entre nosotros como un virus estacional que va a generar menos complicaciones a la salud, como generan otros virus, en función de las posibilidades que tengamos como sistema de salud de prevenirlo, tratarlo o gestionarlo. Estamos en un momento en el que la hipótesis más fuerte es que podría suceder con esta variante por la cantidad de personas que desarrollan inmunidad por el virus, reinfecciones más la vacunación; la duda es que pueda emerger una nueva variante que nos complique. En Argentina con Delta veníamos de una manera muy exitosa, retrasando su ingreso y completando esquemas de vacunación, con una movilidad de casi 100%, con Delta predominante y sin aumento significativo de casos y emerge esta variante y nos complica, en el país y en el mundo.
—¿Y por qué esto no se puede decir que sucede aún?
—Por varias razones; hasta que emergió Ómicron había muchos países que con Delta, y no teniendo tasas altas de vacunación, tenían tensión en el sistema de salud y una situación de mucha preocupación; hay lugares donde no llegó la vacuna en forma equitativa y eso lo que hace es generar escenarios propicios para que emerjan nuevas variantes, que es lo que sucedió. No es que un día nos vamos a levantar y decir es una endemia, sino que es un proceso; no es un día para el otro. Medidas como las que se están tomando en España, en Uruguay; de ir modificando la gestión de los casos y los aislamientos son pasitos que van yendo hacia ahí; si no sucede otra novedad podemos ir avanzando.