Por Diego Añaños
Cuenta la leyenda que, cuando le achacaban a Perón la presencia en sus filas de algunos personajes de dudoso prontuario respondía: “Y qué querés, con los buenos solos no me alcanza”. Y es así, también le pasaba al Chapulín Colorado cuando convocaba a que lo sigan los buenos. El citado parece ser un fenómeno que se reitera en todo tiempo y lugar, los buenos son pocos. En medio de las negociaciones de Argentina con el FMI, surgen algunos apoyos directos, otros laterales, pero otra vez, no alcanzan. Por estos días tuvo algún impacto mediático el apoyo de un grupo de diputados de los EE.UU. a la posición argentina. En una carta dirigida a la secretaria del Tesoro, Janet Jellen, los legisladores solicitaron que el Estado americano respalde la revisión de los sobrecargos que impone el Fondo a los créditos excepcionales, y que no se pagan en tiempo y forma, que viene impulsando el equipo encabezado por Martín Guzmán. El texto de la misiva, reafirma la idea de que la política de sobretasas no sólo es injusta y contraproducente, sino que desvía fondos que podrían ser canalizados hacia la lucha contra las consecuencias de la pandemia. Pero claro, son pocos, 16 diputados sobre un total de 435 representantes, menos de un 4%. No alcanza.
También Joseph Stiglitz salió en apoyo de nuestro país. En un artículo publicado en el portal Project Syndicate, el premio Nobel calificó de milagro la recuperación económica que registró la Argentina en 2021, especialmente considerando la situación en la que Alberto Fernández recibió el país, el impacto de la pandemia, y fundamentalmente dadas las bajas perspectivas de crecimiento proyectadas por los principales organismos financieros internacionales. Según Stiglitz, es sobre la robustez de la recuperación y el crecimiento proyectado que deberían construirse los fundamentos de un acuerdo sustentable, y no sobre la tradicional receta de la austeridad. Austeridad, por otro lado, que parecía haber sido desterrada del manual de usos del FMI, pero que parece que revive ahora. Las consecuencias para el Fondo serían muy graves, concluye, si luego de recuperar su prestigio en los últimos tiempos, volviera sobre sus pasos para re-instaurar antiguas prácticas que ya han demostrado su fracaso a lo largo de la historia.
Incluso la revista inglesa especializada en economía y finanzas The Economist, en un artículo publicado recientemente, destaca el profundo fracaso del préstamo más grande de la historia del organismo. La nota pone especial énfasis en la escasa capacidad de cálculo por parte del organismo a la hora de evaluar los riesgos de otorgar un préstamo excepcional de tal magnitud, riesgos a los que califica de absolutamente previsibles. Paralelamente subraya la falta de previsión del funcionariado, que no tuvo en cuenta la necesidad de diseñar un plan de contingencia ante posibles incumplimientos por parte de la Argentina.
Hasta el Papa Francisco, sin nombrar puntualmente a nuestro país, hizo referencia a la cuestión de los inconvenientes que genera el alto nivel de endeudamiento de los países emergentes. El Sumo Pontífice abogó por una reducción significativa de la deuda de los países más pobres al FMI y el Banco Mundial. Apeló a la solidaridad global, como motor de la morigeración de las desigualdades, a la vez que afirmó que no debería pensarse en una recuperación post pandemia que nos devuelva a aquella normalidad inicua en la que una pequeña minoría posee más de la mitad de la riqueza de todo el planeta. Algunos especulaban que la profunda admiración que Biden siente por Francisco podía ayudar a tender puentes para la renegociación de la deuda argentina. Sin embargo, hasta el momento, nada de eso sucedió.
El Banco Mundial, casi como una reacción ante el llamamiento del Papa, respondió cerrando filas con el FMI y alineando sus expectativas de crecimiento 2022 para la economía Argentina a las del organismo. El crecimiento previsto de 2,6% está por debajo, no sólo del crecimiento que espera el gobierno nacional, sino también del mero arrastre estadístico que implica un crecimiento del 10% en 2021 (estimado en alrededor de un 3%). En columnas anteriores ya explicamos que, más que una proyección, es la imposición de un freno al crecimiento para liberar divisas para el pago de la deuda.
Una nota de color para cerrar la columna: cuando la reunión entre Martín Guzmán y los gobernadores de la oposición parecía estar cerrado, un grupo de legisladores de JxC presentaron un proyecto en el Congreso para que el ministro responda un cuestionario de 26 preguntas antes del encuentro. Sí, los mismos que pedían diálogo, pero que se negaron a hacer pasar por el Congreso el inmenso endeudamiento al que nos condenó Cambiemos, siguen corriendo la cancha y poniendo condiciones para dialogar. Ahora, súbitamente, cambian de opinión y les parece relevante discutir la reestructuración de la deuda en el Poder Legislativo, algo que, por otro lado, el gobierno viene planteando desde el inicio de las negociaciones. A veces criticamos al gobierno por sus dudas, sus idas y venidas, pero en la política como en el fútbol, es muy difícil jugar bien cuando el adversario sólo intenta destruir.