Hace 17 años tenían lugar los hechos conocidos como la tragedia de Cromañón, el 30 de diciembre de 2004 en la Ciudad de Buenos Aires, más propiamente en las inmediaciones de la estación de Once. Allí funcionaba el boliche República de Cromañón, donde el grupo Callejeros realizaba una de sus presentaciones. Unos 194 jóvenes perdieron la vida en un incendio, cuya responsabilidad debe buscarse en el entramado de negocios que unían a empresarios, funcionarios públicos y al poder político.
Por el crimen de Cromañón, en la actualidad, no queda ningún culpable detenido. El empresario Omar Chabán, quien dirigía el lugar, murió en prisión a fines de 2014, mientras que algunos pocos funcionarios cumplieron penas menores.
Aníbal Ibarra, Jefe de Gobierno de la Ciudad cuando sucedieron los hechos y principal responsable político de la masacre, aún continúa impune.
La responsabilidad del Estado
Se calcula que el boliche tenía una capacidad instalada para unas 1.000 asistentes, sin embargo esa noche los organizadores habían excedido la misma, llegando a reunir a unas 3.000 personas.
Las características del lugar tampoco estaban preparadas para responder a las necesidades de un evento de esas características. Tal fue así que el tejido colocado en el techo fue uno de los elementos más nocivos y propagadores del fuego, luego del contacto con un elemento de pirotecnia lanzado en el lugar. Los matafuegos no funcionaban, el sistema eléctrico colapsó, una puerta de salida se encontraba bloqueada, se trataba de una trampa mortal.
Fueron los propios asistentes, la mayoría jóvenes, quienes realizaron las primeras tareas de rescate, algunos de ellos perdiendo la vida en el intento.