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NTVG: «Ahora el futuro se escribe a lápiz porque no sabés qué va a pasar»


La banda de rock oriunda de Uruguay vuelve a la Argentina con un espectáculo en el Estadio Único de La Plata: será este sábado 18

La banda de rock uruguaya No Te Va Gustar abandona el aislamiento y vuelve a la Argentina con un megashow a estadio lleno que se desarrollará en el Estadio Único de La Plata el próximo sábado 18, en lo que prometen «puede ser un golpe tremendo», por las emociones que se jugarán en el reencuentro con la gente.

Luego de atravesar la pandemia, con la cancelación de shows en medio de una gira y la imposibilidad de seguir tocando, el grupo surgido hace 27 años y que es uno de los nombres fuertes del rock del Río de la Plata, tuvo su primer contacto con la gente el lunes en un show en el estadio Centenario de Montevideo, ceremonia que repitieron ayer, antes de cruzar el charco para llegar a la Ciudad de La Plata el sábado.

En estos meses de aislamiento y pandemia No Te Va Gustar grabó el disco «Luz» -que tenía planeado registrar en Estados Unidos- en un hotel de campo de José Ignacio, en la costa del Uruguay, cerca de Punta del Este y a dos kilómetros del mar, durante el aislamiento y en medio de una burbuja creada para poder registrar el material..

Según los músicos, la posibilidad de grabar este registro fue «casi una salvación» a la pesadumbre y angustia que siguió a la imposibilidad de poder seguir trabajando y tocando en vivo.

«Armamos el mejor estudio posible en este lugar que estaba vacío, la pasamos increíble y quedó un disco buenísimo que fue un poco la salvación de la banda porque la angustia de no poder estar tocando fue muy dura para todos», cuenta en charla con Télam el cantante y líder del grupo Emiliano Brancciari.

La presentación en La Plata tendrá la excusa de tocar en vivo este nuevo material de estudio pero también servirá para volver a los clásicos de la banda que fueron creando una relación indestructible con la gente, en un show que se presume «largo», con sorpresas, invitados, y un fuerte subibaja emocional.

—¿Cómo fue el proceso de grabar este material en pandemia?

—Emiliano Brancciari: Llegamos con las canciones bastante listas pero ahí seguimos trabajando, terminamos de hacer los arreglos de vientos y cosas que fueron surgiendo. Estuvimos 18 días en este campo, hicimos alguna regrabación en nuestro estudio de Montevideo y después lo mezclamos con Héctor Castillo a distancia. El se llevó las pistas y las iba mandando, a lo que nosotros hacíamos nuestras correcciones y volvían a llegar. Así fuimos y venimos un rato hasta que el material quedó listo. El registro en el campo de José Ignacio fue en octubre de 2020, en enero 2021 empezamos a mezclar y en mayo lo tuvimos en la calle.

—¿Y cómo están escuchando este material registrado en pandemia?

—E.B.: Es lo que nos representa hoy día, son las canciones que más nos gusta tocar, y llevamos todo el repertorio a ese sonido que surgió en el estudio; en vez de tratar de meter estas canciones en un registro más transitado, buscamos que los temas nuevos vayan para ahí. Es un sonido bastante luminoso, orgánico, ahora no tenemos percusión y hay espacio para otras cosas.

—Denis Ramos: El disco lo comparo con lo que se vivió esos 20 días en José Ignacio, en esa alegría de volver a estar juntos y esas ganas contenidas que teníamos desde hacía muchos meses de volver a tocar. Creo que esas sensaciones llevaron a que cuando la banda empezó a grabar, al segundo o tercer día de estar instalados, salió todo muy fluido; veníamos con las canciones muy ensayadas, se dejaron pocas cosas al azar, cuando llegamos al sonido que queríamos nosotros y el productor, todo fluyó, empezamos a tocar y las canciones salieron como un caño.

—Hay un documental, «Lejos de los focos», que retrata esa experiencia.

—E.B.: Sí, es un registro que habla de cómo llegamos hasta ahí, sobre qué ocurre cuando dejamos de tocar: la decepción, la desazón, la incertidumbre que vivíamos, al principio creímos que teníamos que parar 15 y reprogramar algunas fechas, muy ilusos, fue un momento en que nadie sabía nada y después el documental muestra cómo pudimos encauzar toda esa energía en algo productivo que fue el disco, ahí, nos metemos en la convivencia durante la grabación.

—Hablan de esa grabación como «una salvación».

—DE.B..: Es que fue una salvación para nuestra cabeza, fue poder poner ahí todo lo que estaba pasando, la pandemia fue algo enloquecedor, sobre todo para la gente que dejó de trabajar. Obviamente que hubo mucha gente que la pasó mucho peor que nosotros pero el hecho de dejar de trabajar y de no ver el futuro es muy duro para cualquiera. Para nosotros, poder volcar toda la energía de lo que sucedía fue algo que agradecemos y el disco se vio beneficiado porque nunca tuvimos tanto tiempo para dedicar a una grabación.

—Y si bien ahora volvimos en esta parte del mundo a una situación en que pueden volver los shows y los estadios todavía no hay tantas certezas.

—E.B.: Para nada, nosotros siempre tuvimos el futuro diagramado a 6 o 12 meses, dónde vamos a tocar, las giras, las grabaciones, ahora todo el futuro está escrito en lápiz porque no sabemos qué se va a hacer y qué no. Estos dos años fueron totalmente atípicos. Lo que más disfrutamos y aquello de lo que vivimos es tocar en vivo, es nuestra vocación, lo que amamos pero también nuestra fuente de trabajo.

—¿Eso resignifica el show de La Plata?

—D.R.: Sí, absolutamente, vamos a tener que controlar un poco la emoción, tomar un tequila antes de subir al escenario porque puede ser un golpe muy fuerte, es algo que deseamos y extrañamos mucho; y en los estadios está la gente que también, seguramente, va a estar prendida fuego, que es algo que nos nutre y nos prende fuego a nosotros también. Habrá que controlar las emociones y lograr el equilibrio, algo que antes de pandemia sabíamos cómo hacer, ¿pero ahora?