Por: Sergio Federovisky
La Cámara de Diputados de la Nación tiene en sus manos el proyecto que permitirá crear la ley de envases, una iniciativa que ya está en condiciones de ser debatida en el recinto.
De sancionarse, estaremos más cerca de saldar una deuda histórica con las y los recuperadores urbanos y con la sociedad en su conjunto.
Existe una realidad a nivel mundial marcada por la crisis y el deterioro ambiental que se puso de manifiesto especialmente durante la pandemia.
Presuponer que lo que ocurre hasta hoy, la inexistencia de una ley de envases o la responsabilidad extendida al productor, es gratis es desconocer la cantidad descomunal de residuos que se producen en Argentina y el impacto ambiental y social que produce.
Cerca de 50.000 toneladas de residuos por día terminan en los más de 5.000 basurales a cielo abierto de nuestro territorio, lo que implica uno de los riesgos ambientales y sanitarios más urgentes a resolver en nuestro país.
Es fundamental resaltar que el uso de los envases no sólo es efímero, sino que contamina el suelo, el aire, los diferentes cursos de agua y contribuye a la generación de gases de efecto invernadero. Los envases representan 30 por ciento de los residuos sólidos urbanos y 60 por ciento de los residuos domiciliarios. Menos del 8 por ciento del total de los envases es reciclado.
Por ello, esta ley busca elevar la cifra a un piso del 30 por ciento. La industria del reciclaje, vinculada a los envases, tiene un 60 por ciento de capacidad ociosa y, ante la falta de recuperación de los envases locales, importa anualmente unas 800 toneladas de PET (es decir, de basura plástica de terceros países) para abastecer la demanda local.
Sin olvidar el costo, ya que para los municipios, después de los salarios, la recolección de residuos ocupa el primer lugar en sus presupuestos.
Desde el Ministerio de Ambiente, estamos convencidos que la acción ambiental es una política de Estado, y uno de nuestros objetivos involucra generar cambios radicales en la sociedad que impliquen beneficios reales y conciencia sobre el cuidado de nuestra casa común.
Como manifestó el ministro Juan Cabandié, el proyecto de ley de envases tiene un objetivo claro: prevenir y reducir el impacto de los envases sobre el ambiente y la salud de las personas.
Se trata de un proyecto de ley integral que contempla el trabajo que realizan las y los recuperadores urbanos, quienes constituyen el eslabón principal en la cadena de la economía circular.
Argentina necesita una ley de envases urgente que genere beneficios ambientales, que aumente la cantidad y variedad de materiales recuperados y minimice el impacto ambiental de los residuos.
Pero también que aliente a las y los productores a asumir las responsabilidades extendidas de recolección, reciclaje y diseño envases con mayor nivel de reciclabilidad, mediante distintos incentivos.
Cada empresa, productor o sector podrá optar, según el proyecto de ley elaborado por el Ministerio de Ambiente con la participación del Ministerio de Desarrollo Productivo, entre elaborar su plan de gestión de envases o hacerse cargo de una tasa que permitirá garantizar la inversión necesaria para todas las tareas que demanda la recuperación, reciclaje y reutilización de los envases.
Por todo ello, desde el Ministerio de Ambiente creemos necesaria una Ley de Presupuestos Mínimos de Gestión Ambiental de Envases y Promoción del Reciclaje Inclusivo, como parte de un conjunto de políticas integrales de promoción de la economía circular. Buscamos incentivar una gestión ambientalmente sostenible de los envases, desde su producción hasta su disposición final, reconociendo experiencias aplicadas con éxito en diferentes países de América Latina y Europa.
Y finalmente, apuntamos a mejorar las condiciones de trabajo de las y los recuperadores urbanos. Porque no hay ambientalismo posible sin justicia social.
(*) – Sergio Federovisky es secretario de Control y Monitoreo Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.