"Un acuerdo con el FMI es el certificado de normalidad que se necesita para ordenar el sistema comercial y financiero. La previsibilidad en el mundo de los negocios es vital", señaló esta semana un funcionario con despacho en Balcarce 50
En la cuenta regresiva de la estratégica negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno nacional apunta a cuidar las reservas del Banco Central y potenciar las exportaciones para posicionar a la Argentina en el mercado externo, mientras pule los detalles del plan plurianual que prometió enviar al Congreso en los primeros días de diciembre.
«Un acuerdo con el FMI es el certificado de normalidad que se necesita para ordenar el sistema comercial y financiero. La previsibilidad en el mundo de los negocios es vital», señaló esta semana un funcionario con despacho en Balcarce 50.
Todos los funcionarios insistieron esta semana en que «se está buscando la mejor solución para la Argentina», mientras que el equipo técnico del ministro de Economía, Martín Guzmán, trabaja sobre el proyecto que será enviado al Parlamento que consensuará un programa económico y que contemplará la negociación que se viene conversando con el staff del Fondo por la deuda de US$ 44.000 millones contraída durante la gestión de Mauricio Macri.
En el ámbito político, toda la coalición gobernante espera con expectativa el debate que se dará en el Congreso, con la certeza de que la clave estará en las condiciones que requiera el eventual acuerdo: «Todo el gobierno tiene la misma postura» en cuanto a honrar los compromisos de deuda con el FMI, le dijo esta semana el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, a empresarios españoles congregados en la Cámara Española de Comercio de la República Argentina.
«Fue el kirchnerismo el que pagó la deuda con el Fondo», graficó el vocero sobre el diálogo del ministro del Interior con los empresarios, en relación a aquel pago del presidente Néstor Kirchner al FMI por 9.800 millones de dólares, en enero de 2006.
En ese contexto, el gobierno de Alberto Fernández recibió este sábado un importante espaldarazo en el marco de la negociación: el papa Francisco nombró miembro ordinario de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano al ministro Guzmán.
En abril pasado, el ministro de Economía se reunió con Francisco durante 45 minutos en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico del Vaticano, en un encuentro en el que abordaron el tema de la deuda, en medio de fuertes pedidos del Papa para que los organismos internacionales avancen en una «reducción significativa de la deuda» de los países más empobrecidos, según se informó entonces.
Para cuidar las reservas y administrar los dólares disponibles, el Banco Central tomó esta semana una serie de medidas; entre ellas, la de limitar el pago en cuotas con tarjeta de crédito de pasajes y servicios turísticos al exterior.
La decisión del BCRA busca desalentar la compra de paquetes al exterior dado que, entre 2012 y 2020, la Argentina sufrió un importante déficit comercial por cuenta turística, que se tradujo en una salida de divisas de volumen considerable.
«Es una medida puntual y momentánea y se da en un marco de salida de los cuatro años del macrismo y de los dos años de la pandemia, y de estar en negociaciones para resolver la cuestión de la deuda externa», explicó la portavoz Gabriela Cerruti.
Ante las críticas que despertó la medida en algunos sectores, el ministro de Turismo, Matías Lammens, anticipó que se trabaja en la conformación de una mesa de trabajo «con todos los actores» para buscar «alternativas que no afecten al sector turístico», en plena recuperación y expansión luego de las restricciones impuestas por la pandemia.
La reactivación del turismo, la generación de empleo genuino y -en definitiva- el crecimiento económico que se registra en los índices son los faros que esperanzan al Gobierno.
Por otro lado, en la Casa Rosada centran los esfuerzos en la política exterior para potenciar las exportaciones: «Argentina ha estado sumergido en conflictos internos y la mirada hacia exterior es parte de la solución de la crisis. No se trata solo de divisas circunstanciales sino de ocupar un espacio en el contexto mundial para crecer», dijo el alto funcionario con despacho en la Casa Rosada.
En ese marco, las fuentes cercanas a Alberto Fernández resaltan la importancia de Estados Unidos como primer mercado para las exportaciones de productos y servicios, porque sigue siendo el centro financiero de mundo; pero que se compatibiliza con el de China, que del sudeste asiático es el más dinámico hoy.
«Esas poblaciones están cambiando su dieta alimentaria, por el desplazamiento de gente rural al casco urbano, y entonces necesitan consumir proteínas, y cuanto más crecen más demandan lo que Argentina produce y puede hacer en mayor cantidad», explicó el vocero consultado sobre el gigante asiático.
Y completó: «Hay que ser pragmático, facilitando en la medida posible una creciente exportación, es decir, producir más para poder exportar más», con empresarios que son partidarios de agregar valor.
En el Gobierno son optimistas porque la Argentina tiene una enorme capacidad de respuesta, y recuerdan dos momentos distintos de crecimiento: uno con endeudamiento, en el período del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, entre 1991 y 1994; y uno más virtuoso, con Roberto Lavagna, entre 2002 y 2008, cuando hubo un desarrollo productivo sin endeudamiento y una fuerte inversión publica, y el dólar salió de la conversación pública.
«Si se hubiese seguido esa política hubiéramos llegado a exportar 100 mil millones de dólares al año y hoy llegaremos a U$S 75 mil millones», meditó el funcionario, y refirió que «las empresas argentinas perdieron su valor en el gobierno del ex presidente Mauricio Macri».
«Si hay 7.800 millones habitantes a los que podemos proveerle bienes y servicios de alto valor y traer las divisas necesarias para construir un procesos sustentable en la Argentina veremos el horizonte», puntualizó.