Por José Odisio
Día laboral. Temperatura por encima de los 35 grados. Y un equipo que no se sabe bien a qué juega. No hay dudas que Newell’s no invita demasiado en la previa a ir al Coloso, pero la realidad indica que cada punto en juego tiene valor de cara al futuro. Y tal vez, conseguir una victoria ante Central Córdoba, hoy no tenga demasiado de festejo, pero el año próximo podría tener alto valor en la tabla de promedios.
«No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». El refrán popular debería ser la frase de cabecera en el vestuario leproso y en el escritorio de Ignacio Astore y Julio Saldaña. Es que Newell’s atraviesa un momento futbolístico donde «esperar» debería ser una palabra que nadie se atreva a pronunciar. Ganar todo lo que se pueda dentro de la cancha, sin experimentos; buscar un DT urgente, sin especular con el tiempo que pueda dar un resultado.
Cuesta saber si Javier Sanguinetti, Pablo Lavallén o algún otro ofrecido es el ideal. Seguramente en un análisis profundo faltarán argumentos para ilusionarse. Pero está claro que Taffarel hoy no corre en esa competencia. Al menos eso es lo que se ve desde afuera. Entonces, ¿por qué seguir dilatando?
De todas maneras, el DT hoy es Taffarel, y de sus decisiones depende si Newell’s gana o no. También juegan los futbolistas, con muchos altibajos, algunos producto de la mala preparación física, otros de bajones anímicos, otros por incapacidad. Y otros mi siquiera están, por lesiones como Cristaldo y Lema, o por decisión del DT, como pasó con Castro, que hoy vuelve, o Maxi, a quien Taffarel parece querer cuidarlo tanto que lo ofende.
Newell’s necesita ganar, siempre. Y también necesita urgente definir su entrenador. El fútbol no siempre perdona las dudas. Y hay que saber mirar a lo lejos. Porque el problema está, aunque a veces no se quiera ver o una victoria lo tape un poco.