Mario González y Cintia López se presentaron ante los fiscales Leonel Gómez Barbella y Andrés Heim para dar detalles de lo vivido antes del fallecimiento
La madre y el padre de Lucas González, el futbolista juvenil de Barracas Central que murió tras ser baleado por efectivos de la Policía de la Ciudad, declararon este martes en los Tribunales porteños ante los fiscales de la causa, y contaron cómo fue el momento en el que se enteraron de lo que le había ocurrido a su hijo.
Según informaron fuentes judiciales a Noticias Argentinas, los fiscales Leonel Gómez Barbella y Andrés Heim, escucharon el relato de Mario González y Cintia López, quienes estaban en su casa, cuando se enteraron de que a su hijo lo había baleado la Policía.
La madre de la víctima relató ante los fiscales del caso que ella estaba en su casa cuando escucha en la televisión que la Policía había baleado a unos delincuentes y «sintió una mala espina».
En ese momento le cuenta a su pareja y padre de Lucas y el hombre le dice que no se preocupara.
Unos minutos más tarde, el hombre sale para irse al médico y llega un amigo que le cuenta que habían baleado a su hijo y es él quien los lleva al Hospital Penna.
La pareja contó que una vez que llegaron al nosocomio, la madre y el padre de Lucas, lo ven con respirador, todo ensangrentado y dijeron que lo reconocieron por el tatuaje.
En el momento en el que decidieron trasladarlo al Hospital El Cruce de Florencio Varela, a la madre le dijeron que si le sacaban el respirador se moría, y uno rato después, el joven falleció producto de las balas recibidas en la cabeza.
Un rato antes de declarar ante los fiscales, el padre del joven dijo: «Queremos dejar en claro que mi hijo no era ningún delincuente. Vamos a poner la cara porque no tenemos que ocultar y queremos que se haga justicia».
Los padres del adolescente habían sido convocados a declarar en forma virtual, pero prefirieron presentarse en los Tribunales.
Este lunes, los padres de Lucas encabezaron una marcha para pedir justicia en Tribunales.
Un rato antes, habían declarado los tres policías imputados por el hecho.
Se trata del oficial José Nievas, el oficial mayor Fabián López y el inspector Gabriel Alejandro Isassi, quienes declararon ante el juez de instrucción Martín Del Viso, no aceptaron preguntas y dos de ellos reconocieron haber disparado contra los jóvenes, aunque aún no está claro quién causó las heridas mortales.
Isassi, quien estaba a cargo de la brigada, lloró en dos oportunidades cuando declaró ante el juez, acompañado por su abogado, Alfredo Oliván.
En su declaración, explicó que estaban trabajando por orden de una fiscalía penal, contravencional y de faltas de la Ciudad de Buenos Aires e identificó el número de expediente, para su corroboración por parte del juzgado.
Isassi describió las maniobras del VW Suran en el que desplazaban los cuatro jóvenes como «sospechosas» y afirmó que pensó que podía tratarse de algo vinculado con drogas, aunque no explicó por qué.
Según su relato, en dos oportunidades hicieron sonar las sirenas y dieron la voz de alto, lo que fue desoído por Lucas y sus amigos, quienes emprendieron una maniobra de huida en la cual rozaron al rodado de la brigada.
El relato discrepa con la versión de las víctimas, quienes aseguran que no hubo sirena ni voz de alto, como tampoco chalecos identificatorios, que los policías aseguran que tenían colocados.