El escritor regresa con su show "Birmajer se hace cuento en vivo" este lunes cerrando el fin de semana largo
Por Mario Luzuriaga
Los mejores cuentos de Birmajer, publicados todos los sábados en Clarín desde hace más de siete años: ahora en vivo narrados por su autor. Amor, humor, suspenso, reflexión, en una hora a pura imaginación y emoción. Guido Di Carlo acompaña la aventura con algunas canciones inspiradas en los relatos.
La obra ha tenido dos exitosas temporadas en el Teatro «El Extrajero» de la Ciudad de Buenos Aires y actualmente se encuentra en gira nacional donde agotó localidades en todas sus presentaciones y recibió una adhesión y beneplácito de la Legislatura Provincial de Córdoba.
Todas esas historias llegan a Rosario, ciudad a la que Birmajer tiene una especial conexión. la cita será el próximo lunes a las 21 en el teatro Broadway. Antes de su show dialogó con CLG.
—¿Cómo se te ocurrió plasmar tus cuentos a una obra de teatro?
Hace cuatro años que estoy poniendo en escena «Birmajer se hace cuento en vivo», que son algunos de mis mejores cuentos; muchos de ellos fueron publicados en Clarín a lo largo de 11 años y son interpretados en el escenario. Me acompaña el cantautor Guido Di Carlo y la cantante Chloé Sanguinetti.
¿Qué nos vamos a encontrar en la obra?
Hay cuentos de humor, amor, aventura y suspenso, la particularidad es que no los leo si no que los interpreto. En la escena aparecen los personajes, las situaciones se pueden palpar.
¿Soñaste alguna vez que tus personajes cobren vida en algún momento?
Buster Keaton tuvo que vivir la transición del cine mudo al sonoro, y un periodista le preguntó cómo iba a sobrevivir a éste cambio, y el actor le respondió que él ya hablaba de antes. Mis personajes ya tenían vida, lo que yo quería era compartirlos de una manera sensorial. En cada función los personajes adquieren un rasgo distinto, como nosotros cuando nos comportamos con otras personas.
—¿Te divertís mucho haciendo estos personajes?
—De todos los trabajos que hago este es el que más me divierte, por supuesto que si no escribiera nunca podría haber llegado hasta acá. La escritura es la raíz originaria, la fuerza sustancial de todo lo que hago.
—¿Encontras algo en especial en cada lado que visitas para hacer nuevos cuentos?
—Por supuesto, no es lo mismo un show en el barrio de Once que un show en Córdoba. Por ejemplo allí hice la función con un termo de fernet y el diálogo con el público era sobre cuestiones de esa región. Cuando lo hago en el Once, lugar en el que nací, del cual nacieron todos mis cuentos y cuando lo hago en Rafaela es otro y cuando lo hice en Tel Aviv antes de la pandemia, también fue distinto.
—Imagino que ese viaje a Tel Aviv fue reencontrarse con tus raíces.
—Si la verdad es que tengo una relación simbiótica con Israel. Mis padres se divorciaron cuando tenía cuatro años, mi madre se fue con mis hermanos y yo hacia allá y vivimos tres meses. Después nos volvimos a Argentina y de nuevo con mi padre (risas). Pero recuerdo el gusto del pepino y el queso crema que me daban en el jardín. Amo profundamente ese lugar y porque mi hermano fue asesinado allí y todos los años voy a rendirle homenaje a él.
—¿Qué te inspira Rosario a la hora de contar estos cuentos?
—Yo creo que a Buenos Aires le falta mar y Rosario es un intermedio de lo que podría ser Buenos Aires con el mar. Rosario tiene un río maravilloso, me gusta caminar sus calles y visitar sus librerías.