Este sábado y domingo Italia es sede de una cumbre que tendrá ausencias de peso pero sí la presencia Joe Biden. Hay máxima seguridad
Por Hernán Reyes Alcaide, corresponsal Télam
Con algunas ausencias como las de China y Rusia, los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros del G20 se reúnen este fin de semana en una Roma blindada para una cumbre que estará marcada por las tensiones entre las potencias, la lucha contra el cambio climático, la recuperación de la economía global, la pospandemia y el debut del presidente estadounidense Joe Biden en el foro.
La reunión que se hará este sábado y el domingo en el centro de convenciones «La Nuvola» del barrio romano de Eur, y de la que participará el presidente Alberto Fernández, será la cumbre número 16 del foro que reúne a los países más industrializados del mundo y un grupo de naciones emergentes, y marcará el regreso de las cumbres presenciales de líderes tras el encuentro virtual de 2020 en Arabia Saudita.
El G20, está compuesto por la Unión Europea (UE) y 19 países: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía. Algunos países que no son miembros, como España, participan de todos modos como invitados de forma regular.
Entre los 20 miembros, concentran el 60% de la población mundial, el 75% del comercio global y más del 80% del producto bruto global.
El encuentro que comienza este sábado se dará además en la víspera de la cumbre climática de la COP26 que iniciará el lunes en la ciudad escocesa de Glasgow, de la que también participará Alberto Fernández, y a la que irá la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno participantes de la reunión del G20.
La reunión de mandatarios, que iniciará hoy cerca del mediodía italiano y terminará el domingo a las 16 (12 hora argentina) con una conferencia de prensa del anfitrión, tendrá de todos modos algunas ausencias de peso como las de los presidentes de la Federación Rusa, Vladiimr Putin, y de China, Xi Jinping.
Putin, que se quedará en su país a causa de la nueva ola del coronavirus, se conectará por videoconferencia, según informó el Kremlin a mediados de mes. Xi, en tanto, no sale de China desde que en enero de 2020 viajó a Myanmar, aunque -según confirmaron a Télam fuentes oficiales- la Presidencia italiana buscará acomodar los horarios de las discusiones para que «no sean excluidos ni un segundo de la posibilidad de que den su palabra».
Por el contrario, el que sí participará y se llevará la mayoría de las miradas es Biden, quien debuta en el G20 en su segunda gira europea tras su paso en junio pasado, cuando se tomó un día para encontrarse cara a cara con Putin en Ginebra para intentar bajar la tensión bilateral.
Sin embargo, las tensiones cruzadas entre varios de los miembros del G20 marcarán esta nueva cumbre, especialmente tras la reciente amenaza del presidente turco Recep Tayip Erdogan de expulsar a los embajadores de varios países de la OTAN, entre ellos los de EE.UU., Francia y Alemania, en represalia por una declaración firmada para exigir la liberación de Osman Kavala, acusado en su país de intentar un golpe de Estado en 2016.
Las tensiones alcanzan también a Francia y EE.UU., que según fuentes del G20 podrían coronar en Roma una reconciliación tras la crisis diplomática generada por un acuerdo tripartito para la adquisición de submarinos de propulsión nuclear entre los Gobiernos estadounidenses, británicos y australianos.
También en el marco del G20, Biden se encontrará con sus pares del Reino Unido, Boris Johnson; Alemania, Angela Merkel, y Francia, Emmanuel Macron, para discutir sobre el acuerdo nuclear con Irán.
Otro de los focos de disputas en las semanas previas fue el enfrentamiento entre Rusia y la UE a raíz de la crisis del gas que se vive en el continente europeo y que amenaza con meter presión a las tarifas eléctricas en un marco de fuerte alza de los precios del sector en algunos países.
Putin, que no estará presente en Roma, aseguró a mediados de octubre que los problemas en el suministro de gas se deben a la «imprevisión a la hora de acumular reservas» por parte de Europa, aunque esta semana anunció que aumentará la provisión de licuado en noviembre, que ya alcanza a un tercio de las compras europeas.
Más allá de las tensiones, la cumbre de líderes se enfocará en la lucha al cambio climático, la situación sanitaria mundial en medio de la pandemia y la necesidad de asegurar una recuperación global con desarrollo sostenible, según plantearon a Télam fuentes al tanto de las negociaciones.
El debate ambiental servirá para reforzar las discusiones específicas que se harán en la COP26. Con la reciente ratificación turca al Acuerdo de París, línea basal de las discusiones de la cumbre en Reino Unido, todos los miembros del G20 ya aprobaron el documento firmado hace seis años.
De todos modos, negociadores plantearon a Télam que la discusión climática «es la más difícil» de cara al documento final ya que algunos países reclaman un compromiso para que se alcancen las «emisiones cero» y otros son más renuentes y reclaman «no demonizar» a los combustibles fósiles. Además, si bien EE.UU. y Europa se muestran proclives a establecer como 2050 la fecha de «emisiones cero», China quiere posponerlo hasta 2060.
En el plano de la salud, en tanto, el acceso a las vacunas a nivel global es uno de los ejes en discusión, en especial luego del pedido que hizo esta semana el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, para que los países del G20 recauden 8.000 millones de dólares para una distribución equitativa de dosis en todo el planeta.
Con fuerte impronta de la Argentina, el tema de la deuda y la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional es otro de los ejes que está presente en las discusiones previas.
Además de buscar que el G20 pida al FMI que revise su política de sobrecargos, en el plano financiero las propuestas argentinas incluyen los pedidos para que el organismo internacional de crédito oriente sus Derechos Especiales de Giro (DEG) hacia un «pacto de solidaridad global» con los países vulnerables de ingresos medios.