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La historia de Daniel, el mozo más popular de El Cairo


Por Emilia Ottogalli

Daniel Andrés Hernández tiene 41 años y trabaja como asistente de mozo en el popular bar rosarino «El Cairo». Su historia es de inclusión y superación. Daniel tiene Síndrome de Down y eso no es un impedimento en su vida. Atento y divertido, en la tradicional mesa 25, «la de los galanes», le contó su historia a CLG.

«Hace 8 años que trabajo acá. Trabajo dos días a la semana», comenzó relatando. El puesto lo consiguió a través de Applir, la Asociación Padres Por La Igualdad Rosario. Esta organización se encarga de ayudar a los jóvenes con algún tipo de discapacidad a insertarse en el mercado laboral.

Daniel contó que «es más fácil a través de la Asociación porque es un canal directo para conseguir trabajo«. Pero su caso no es el único, «hay otros chicos que también: uno en la Municipalidad, otro vende perfumes, otro está haciendo jardinería».

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Además, explicó que allí se hacen muchos talleres: «Se puede hacer folclore, salsa, computación, para cortarse el pelo. Ahí aprendí varias cosas». Aparte de todos esas actividad, aprovecha para hacer natación y teatro. «Ya presenté dos obras: Alicia a través del espejo y Alicia en el país de las maravillas», manifestó revelando su faceta actoral.

«Yo vi que con los mozos trabajaba a la par»

Respecto de su situación laboral, aseguró que le gustó este trabajo porque vio «que con los mozos trabajaba a la par«. Ésta es la primera vez que tiene una experiencia tan larga, ya que había podido trabajar con anterioridad pero no tanto tiempo. «La primera vez que trabajo en blanco es acá», aseguró.

Daniel disfruta de su ocupación y se le nota cuando comienza a hablar sobre la actividad. «Me recibe bien la gente», expresa contento. Pero, como todo mozo cuando se le consultó si le dejaban buenas propinas dijo: «A veces sí y a veces no», describió.

Tampoco se guardó al hablar de las aspiraciones en el ámbito laboral: «Me gustaría ser mozo ejecutivo. Sería lo más importante de mi carrera. No como asistente, si no como mozo en serio».

Su historia, de todas formas, no deja de ser una peculiaridad, porque todavía sigue siendo sumamente difícil para personas con cualquier tipo de discapacidad conseguir un trabajo. Para él, es lo más normal del mundo tener que ir dos días a la semana a ser asistente de mozo en El Cairo, pero sabe que esa no es la realidad de la mayoría.

«Nosotros somos personas diferentes, las personas con Síndrome de Down, y en eso los empresarios son duros. Es más difícil que para otra persona».

En un contexto económico que no colabora, detalló: «Es difícil conseguir trabajo. Encima que la gente está buscando y no encuentra porque no dan. Los empresarios que toman para trabajar, no toman como nosotros«. Y continuó: «Nosotros somos personas diferentes, las personas con Síndrome de Down, y en eso los empresarios son duros. Es más difícil que para otra persona».

Con las pies sobre la tierra, él es consciente de las dificultades que conlleva, de los prejuicios y los conceptos erróneos con los que viven muchas personas a pesar del paso del tiempo, principalmente por desinformación.

«Que abran las puertas, porque estamos listos para trabajar».

Para terminar, se le preguntó qué consejo le daría a otro chico que está en la búsqueda de un trabajo pero no puede conseguirlo, Daniel dijo: «Yo le diría que luche por su vida, que no baje los brazos. Y a los empresarios que tomen personas como nosotros». «Que abran las puertas, porque estamos listos para trabajar», finalizó.