Por José Odisio
Por José Odisio
Todo ciclo nuevo revitaliza, ilusiona. Por más que se trate de un interinato, de un parche para tratar de arreglar un mal momento, la presencia de Adrián Taffarel en el banco leproso al menos provoca una expectativa que con Gamboa ya no existía.
A la hora de buscar diferencias, al menos desde lo nominal, la primera impresión es que Taffarell buscará tener un equipo más compacto, aunque sin resignar juego. Por eso el dibujo táctico será 4-4-2, con algunos interrogantes en cuanto al funcionamiento que sólo se podrán develar cuando arranque el partido con Aldosivi.
Taffarel tiene que arreglarse con lo que hay. No es mucho, aunque tampoco es una miseria. Y en esa búsqueda de un primer equipo, hay algunos cambios para observar. Vuelve Cacciabue como doble cinco, y su ladero será Nico Castro. Una apuesta arriesgada, ya que Castro no siente la marca. Tendrá inicio de jugada clara, pero corre el riesgo de quedar descompensado. Y eso intentará compensarlo con los carrileros: Sordo y Comba. Una apuesta que no necesita explicación, ambos juegan por su despliegue físico, no por su posible aporte a la hora del gol.
«Quiero a Scocco un poco más retrasado, que tenga contacto con la pelota», avisó el DT. Nacho será un mediapunta suelto, y Cristaldo dejará de correr como un loco para volver a su puesto natural: centrodelantero.
¿El rival importa? Siempre importa. Y enfrentar a Aldosivi no es un partido ganado de antemano, pero es mejor que hacerlo con un equipo más sólido y regular. Es que la salida de Gamboa descomprimió tensiones, y como todo nuevo ciclo genera expectativa. Pero Newell’s lleva cuatro derrotas al hilo en casa, y si esa racha no se corta, la paciencia del hincha, que está con la mecha corta, obligará a la dirigencia a encontrar con más urgencia al nuevo entrenador.