Un clima más templado, jornadas con más horas de luz y un florecer arbóreo multicolor hacen a la ciudad austral un espacio apto para disfrutar de su abundante naturaleza, desde una simple caminata hasta la más ardua travesía en 4x4 por terrenos agrestes
Senderismo, avistamiento de aves, sobrevuelos en helicóptero, ciclismo y excursiones en 4×4 son algunos de los condimentos de la propuesta turística para el verano en Ushuaia, donde la temporada estival marca un claro contraste con los días de invierno y el eje de las actividades cambia radicalmente hacia las actividades de naturaleza y paseos al aire libre.
Estos cambios están directamente relacionados con las variaciones en el ambiente y el paisaje que generan los días más largos, el derretimiento de la nieve, los variados colores que surgen en sus bosques, valles y montañas y el arribo de aves migratorias.
En el estío, la Ciudad del Fin del Mundo comienza a tener más horas de luz y el clima se vuelve al menos templado, con lo cual una de las actividades estrella de los turistas es el senderismo, aunque también otras donde se puede disfrutar al aire libre, como cabalgatas, canotaje, ciclismo y canopy.
Uno de los lugares preferidos para el trekking es el Parque Nacional (PN) Tierra del Fuego, al sur de la ciudad, así como las laderas de los cerros que conforman la «cola» de la cordillera de los Andes y sus valles.
El PN Tierra del fuego y otros bosques cambian totalmente y su vegetación pasa del gris cubierto de nieve al verde florido de primavera, con un aumento de la actividad migratoria de aves, lo que también atrae a los amantes del avistamiento de avifauna y de otras especies del lugar.
Los senderistas tienen en esta temporada la ocasión de ver los paisajes en su máximo esplendor, con las plantas, flores y árboles más brillantes que en cualquier otra época del año, a través de diversos circuitos que ofrecen guías y operadores locales, que de igual manera hacen guiadas para mountain bike.
Un paseo tradicional es el que lleva a la Laguna Esmeralda, una de las perlas de Ushuaia, a la que se llega desde la zona de los valles tras una caminata de unos 9 kilómetros, en la cual se puede presenciar cómo los castores construyen diques y represas.
La laguna, con el color que le da el nombre, se encuentra rodeada por el Glaciar Ojo de Albino, las Torres y el Cordón Toribio, en uno de los mejores escenarios naturales vecinos a la ciudad.
Ascender al Glaciar Martial, a 7 kilómetros del centro de la ciudad y a unos 850 metros sobre el nivel del mar, es otra ruta preferida por los senderistas, con las opciones de hacer todo el recorrido a pie o ir en vehículo hasta la base del cerro y emprender allí la caminata.
Tras caminar por el bosque subantártico, junto al arroyo Buena Esperanza, que baja desde el gigante de hielo, se llega al glaciar, en forma de anfiteatro, en cuya base se encuentra una de las más tradicionales casas de té de Tierra del Fuego.
El Parque Nacional es para muchos uno de los mejores lugares para disfrutar del trekking y el ciclismo todo terreno para explorar paisajes, con tantas opciones como senderos existen en sus bosques, en una zona donde la cordillera pierde altura y se junta con el mar en el Canal Beagle, por lo que es el único lugar donde se puede estar a la vez en los Andes y el Océano Atlántico.
En esta reserva natural, una red de senderos de 40 kilómetros bien señalizados permite visitar la Bahía Lapataia, el lago Acigami e Hito24 (límite con Chile), la Ensenada Zaratiegui, la cascada del Río Pipo y el mirador Pampa Alta, o simplemente recorrer la Senda Costera con sus singulares vistas panorámicas de la costa marina y sus playas rocosas.
Otras propuestas que incluyen medios de transporte son las excursiones en vehículos 4×4 por terrenos agrestes y de difícil acceso, que pueden llevar a los lagos Escondido y Fagnano, o el tradicional Tren del Fin del Mundo, que ingresa al Parque Nacional y funciona todo el año como un mirador rodante del cambiante paisaje natural fueguino.
También se mantienen los paseos en catamarán por el Canal Beagle, que parten del puerto de Ushuaia, en el centro de la ciudad, y llevan a islas y al icónico faro Les Éclaireurs, en uno de los islotes de ese paso bioceánico.
Quienes realizan ese paseo en esta época pueden también ver los pingüinos magallánicos, que llegan en la temporada estival a la Isla Martillo y se incorporan al paisaje como otro objetivo para los observadores de aves.
Ushuaia es una de las pocas ciudades del país con la posibilidad de realizar vuelos turísticos en helicóptero, en este caso con diversos recorridos, que pueden ser un sobrevuelo por la ciudad, una visita a la Laguna Esmeralda, el aterrizaje en una cima de la cordillera o la visita a la Estancia Harberton, una pingüinera, lagos, penínsulas y el Faro del Fin del Mundo.
Además de ser la temporada en que se ven los atardeceres más coloridos desde la ciudad más austral del planeta, es también la época en que se realizan los exclusivos cruceros a la Antártida, que parten del puerto de Ushuaia.