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Ecos de la caída de redes sociales: la ansiedad de «vivir el futuro y no disfrutar el presente»


CLG dialogó con Carolina Mur, coach ontológica profesional, quien analizó el impacto de lo vivido el lunes. También habló de la pandemia y de cómo abordar este tipo de acontecimientos que no están en los planes

Por Sofía Dalonse

La caída mundial de Facebook, WhatsApp e Instagram fue el tema que revolucionó a la sociedad el pasado lunes.  La interrupción por más de seis horas de las principales plataformas de comunicación afectó a la mayoría de las personas, no sólo en lo que respecta al ámbito laboral, sino también al plano emocional.

Sin embargo, hay quienes pueden observar el suceso desde otra perspectiva. «Es un parate que necesitamos los seres humanos porque nosotros mismos no nos ponemos ningún tipo de límite. Fue un rato de respiremos, pensemos en otra cosa«, señaló la coach ontológica profesional Carolina Mur en diálogo con CLG.

Carolina se dedica al entrenamiento de personas, su capacitación individual, búsqueda de potencial y desarrollo en empresas. «Me enfoco no en el recurso humano, sino en el humano con recursos. Si mejoramos a las personas mejoramos a las empresas», distinguió.

Su trabajo implica acompañar a personas en procesos personales, crecimiento, expansión. «Consiste en la revisión y cuestionamiento personal, preguntarse quiénes están siendo y en quiénes se quieren convertir, aprender a liderar sus emociones», explicó. Trabaja en la búsqueda de la visión, misión, comunicación eficiente, inteligencia emocional y distinto tipo de habilidades blandas que van más allá del conocimiento. Además es abogada y participa en medios de comunicación exponiendo sus conocimientos sobre el coaching.

Al analizar el episodio, Mur destacó que, más allá de lo sucedido, es importante determinar la actitud frente a diversas situaciones que no están en los planes.

«Tanto lo que sucedió el lunes como otras cosas que ocurren en nuestra vida, como es el caso de la pandemia, son hechos de la realidad que vienen y se imponen. No puedo hacer nada . Mi trabajo es entrenar a las personas para que justamente puedan ver quienes son ellos y cuáles son las respuestas que puedo dar frente a lo que pasa».

En este sentido, hizo hincapié en que no es posible cambiar lo que sucede, pero sí encontrar una respuesta en cómo abordarlo. «La caída de las redes, la pandemia, las restricciones, son cosas que no podemos cambiar. Ante eso tenemos dos opciones: enojarnos, resistir y llegar a un resentimiento, o aceptar que las cosas son como son y no como me gustaría».

En este sentido, explicó que en el primer caso cuando no se logra aceptar el suceso, el estado emocional se altera, se agrava y, en vez de encontrar posibles soluciones, las opciones se limitan. «Es como ahogarme en un vaso de agua, ver el vaso medio vacío y dejar afuera la respuesta o solución a esta situación a la que consideramos que es un problema».

«Pero donde está el problema, ahí está el quid de la cuestión. Si el problema va a estar afuera: en las redes, el gobierno, la pandemia… yo no tengo nada que hacer. Y esa es una actitud que tomamos los seres humanos, la actitud de víctima, que se queja de todo; nos inhabilita como persona con una emocionalidad negativa», agregó.

La tarea del coach

Hasta aquí, Mur explicó el marco del conflicto y las actitudes más comunes frente a ellos. Consecuentemente, se refirió a su misión y el modo de asistir a las personas para encontrar alguna alternativa para afrontarlo. Su estrategia principal consiste en interrogar y cuestionar: ¿Qué puedo hacer con esto? ¿Quién voy a ser yo frente a esta situación? ¿Qué depende de mí?

«Son preguntas habilitantes que hago a la gente cuando la entreno que nos habilita a salir de ese lugar para que nuestra mente esté conectada con una emoción de posibilidad y nos permita hallar una respuesta favorable, diferente».

Además, destacó la importancia de recurrir a la creatividad y distinguió que el no poder cambiar la realidad y aceptarla no significa «adaptarse» a ella.

«Aceptar en el sentido de entender que es así, que no tengo capacidad de cambiarlo; pero si de cambiarme a mí, puedo aprender a liderar mi emoción, se trata de elegir una respuesta. Y la única manera de aceptar es ser protagonista de mi vida, tomar las riendas y actuar desde el amor, el amor abre posibilidades».

Para concluir, destacó que el coach lo que hace es «pararse en el compromiso del otro» y ayudarlo a encontrar esa respuesta.

La ansiedad frente a las redes sociales

Al referirse a las redes y a las nuevas formas de comunicarse, Mur hizo un paréntesis y profundizó: «Hubo gente que con el episodio del lunes sentía que perdía el control de su vida. Habrá que preguntarse entonces: ¿hasta qué punto las redes manejan nuestra cotidianeidad?

«Vivimos en el futuro queriendo controlar todo, no disfrutamos el presente, no pudimos valorar que el lunes en esas horas sin redes estuvimos más tiempo con nuestros hijos, tuvimos una conversación agradable por teléfono o se nos ocurrió una buena idea».

En este sentido, destacó que en la actualidad prevalece la ansiedad de los seres humanos de querer controlarlo todo. «La ansiedad es una emoción que tiene que ver con el futuro, saber lo que va a pasar, querer controlarlo. Y la buena noticia es que nadie lo sabe. Creo que cuando pasa esto es importante aprender a soltar, respirar y aceptar la situación. Buscar respuestas en la creatividad».

Por otra parte, consideró que las redes «son los grandes distractores de la sociedad actual», y en el marco de las empresas y la productividad, en muchas ocasiones, quitan el poder individual, el enfoque y la concentración del personal. Por lo que remarcó la importancia de que este nuevo hábito comunicacional tenga su tiempo y su momento.

«No tenemos noción del tiempo que pasamos navegando, respondiendo y nos olvidamos de vivir, el disfrute y nuestra organización que nos permite generar más clientes o más dinero. Cuántas cosas para repensar a partir de un hecho neutro que cada cual le puede dar una connotación diferente», concluyó.