La entidad gremial detectó que, desde el retorno a la presencialidad, existieron malos tratos hacia el personal docente para forzar licencias, apartamientos o renuncias
En la reunión paritaria realizada la semana pasada, Sadop pidió la conformación de una comisión de seguimiento para casos de violencia laboral. La entidad gremial detectó que desde el retorno a la presencialidad, se produjo en varios colegios, una exacerbación de conductas de malos tratos hacia el personal docente tendientes a forzar licencias, apartamientos o renuncias.
La metodología utilizada por representantes legales, autoridades y mandos medios de los establecimientos es similar en todos los casos: se fuerza a los y las docentes a pedir licencias médicas con la amenaza de iniciar sumarios en el Ministerio de Educación pidiendo la separación preventiva.
El Servicio Provincial de Enseñanza Privada (encabezado por un histórico representante legal de escuelas privadas y por ende patronal) otorga la separación con celeridad extrema pero los sumarios nunca se resuelven.
“En los hechos terminan la carrera del docente de manera arbitraria e infundada. Hay escuelas que tienen 7 u 8 casos de licencias médicas en el mismo caso. Es violencia encubierta”, describió Martín Lucero secretario general de Sadop Rosario.
Ante esta recurrencia, desde la entidad gremial realizaron actuaciones judiciales y también administrativas ante el Ministerio de Educación y el de Trabajo por los casos de violencia laboral que se suscitan dentro del ámbito de la educación privada. “Son siempre los mismos establecimientos educativos que previo a la pandemia ya realizaban amenazas, los que hoy se potenciaron”, afirman.
También desde la entidad gremial instan a apartar del sistema educativo a quienes ejercen este tipo de violencias, “las cuales no serían posibles sin la tolerancia del SPEP como una práctica habitual”.
Desde Sadop, también solicitan que tanto el Ministerio de Educación como el de Trabajo actúen sobre estas situaciones que son diarias en establecimientos puntuales y que ya están detectados y denunciados: “La forma ejercer la violencia es siempre la misma», aseguró el secretario general.
Y enumeró: «Hay presiones directas para que se tomen licencias psiquiátricas o por enfermedad, amedrentamientos personales en las escuelas con humillaciones públicas, hostigamiento a través de mensajes de whatsapp y la amenaza de sumarios administrativos para que los y las docentes desistan de realizar denuncias y dejen de trabajar sin ser indemnizados”.
La visibilización de estas situaciones tomó estado público la semana pasada cuando el sindicato expuso lo que sucedió en un colegio: “Después que un grupo de docentes vino al sindicato para denunciar situaciones de maltrato, la conducción de la escuela hace una reunión plenaria para volver a violentar al personal y, de paso, denostar a la entidad gremial. Ante la intimación gremial por Carta Documento, niegan todo. Violencia puertas adentro, negación puertas afuera; uno de los patrones clásicos del maltrato”, dijo Lucero.