CLG dialogó con Juan Pablo López, su profesor de patín artístico, quien relató el progreso de la niña que padece Síndrome de Down y la gestación de un proyecto enfocado en la inclusión deportiva
Ingrid Ubelhart es reconocida a nivel nacional por su desempeño en patín artístico. Tiene 12 años, es muy tímida y padece de Síndrome de Down, aunque «no hay barreras que la detengan». Así lo expresó a CLG Juan Pablo López, su profesor, quien al conocerla encontró una nueva perspectiva en su tarea y comenzó a gestar un proyecto basado en el «patinaje inclusivo«.
Juan Pablo es cordobés y vive en Rosario desde hace cuatro años. Da clases en tres clubes y un polideportivo. Uno de ellos es el club Sunderland de zona oeste, donde conoció a Ingrid: «Un día en una de mis clases de patín vino una mamá y me dijo que quería anotar a su hija con Síndrome de Down. Era todo un desafío para mí. La idea era que pueda hacer un deporte como cualquier niña».
El proceso no fue fácil. Según relató Juan Pablo, la niña es demasiado tímida y tiene una personalidad introvertida. Sin embargo, «se encariña mucho cuando entra en confianza». «Al principio era muy tímida. Yo tenía que patinar al lado de ella. Hoy patina sola, compite»; destacó.
Después de unos meses de trabajo, la incorporó al entrenamiento y habló con sus padres para incluirla en la competición de un torneo local. «Mi desafío fue competir con ella a nivel nacional», dijo.
Conocer a Ingrid fue un puntapié en la profesión de Juan Pablo: «Vengo armando un proyecto de organizar una liga que no solo se aboque a la competición de todas las ramas y disciplinas de patín, sino con la idea de integrar a niños con capacidades diferentes y a distintos rangos etarios«.
«Empezamos a involucrarnos más con esto de la inclusión a través del deporte. Se incorporaron otros niños con otras problemáticas, hipoacúsicos por ejemplo», agregó.
Asimismo, destacó la satisfacción de sentirse parte del crecimiento de Ingrid, no solo en el plano deportivo, sino también en lo que respecta a su personalidad: «Generé un vínculo que va más allá de la docencia, con ella y también con sus padres. Me mandaban a llamar de la escuela para contarme el progreso, no soló en lo técnico, sino al relacionarse con los demás. Está llevando a cabo varios tratamientos para superarse y esta actividad le ayudó mucho».
Hace dos años que Ingrid comenzó a tomar clases de patín y su evolución es sorprendente. «Estoy contento, orgulloso y agradecido a los padres por encarar este desafío conmigo», expresó López.
El fin de semana pasado participó de un torneo nacional y en octubre integrará el ultimo torneo clasificatorio para participar de un open internacional en Santa Rosa de Calamuchita con el objetivo de viajar a competir el próximo año en Brasil y Chile.
