Por José Odisio
Por José Odisio
Las rachas están para cortarlas. Y si el rival es Lanús, para Newell’s la tarea parece más sencilla. La Lepra se sacó de encima esa mochila de partidos sin ganar que empezaba a molestar mucho. Y fue frente a uno de los animadores del campeonato, un rival que nadie quiere enfrentar, salvo Newell’s, que post pandemia lo tiene de hijo: cinco jugados, cinco ganados. Hasta con Burgos en el banco le ganó.
Es cierto que Newell’s no ganó sólo por esa estadística, aunque ayude. Para quedarse con los tres puntos tuvo que hacer algo bien, y tuvo algunos rendimientos individuales decisivos. Esta vez fue efectivo. Con River pateó 20 veces y apenas anotó un gol. Con el Granate cada tiro al arco pintaba para terminar en la red. Dos golazos de Nico Castro alcanzaron, aunque Alan Aguerre tuvo que revolcarse un poco para aguantar la victoria.
También puede suponerse que el cambio de aire dirigencial trajo alivio. Nadie puede pensar que la presencia de Ignacio Astore en el sur le permitió a la Lepra ganar. Pero tampoco es una locura creer que tras las elecciones, el plantel sintió algo de alivio, menos presión. Y eso se notó en el campo de juego, ya que el equipo estuvo menos tensionado que en partidos anteriores. No ganó porque Astore asumió como presidente, pero sin dudas no pensar en lo extrafutbolístico ayudó.
Ahora habrá que ver para qué está Newell’s. Cuesta encontrar una motivación fuerte en lo que resta del torneo. Sumar para fortalecer el promedio es el plan principal. Llegar a pelear un ingreso copero parece lejano, necesitará de muchas victorias, y no siempre jugará con Lanús. Tal vez el principal incentivo para Gamboa y algunos futbolistas es saber que la nueva dirigencia en diciembre analizará la campaña y tomará decisiones. Y lo que hoy es banca, si los resultados no acompañan dejará de serlo. Si eso se entiende en el buen sentido, será positivo. Caso contrario volverán las tensiones, y ganar no será habitual.