La Policía informó que seis agentes fueron hospitalizados por lesiones durante los choques, pero no informó cuantos manifestantes resultaron heridos
Más de 200 manifestantes fueron arrestados y varios policías resultaron heridos este sábado en Melbourne, la segunda ciudad más grande de Australia, en violentos disturbios durante una protesta contra el confinamiento impuesto para frenar el coronavirus.
Las fuerzas de seguridad reprimieron con gas pimienta a los manifestantes que salieron a las calles de la capital del estado de Victoria, que atraviesa su sexto confinamiento desde el inicio de la pandemia.
La Policía informó que seis agentes fueron hospitalizados por lesiones durante los choques, pero no informó cuantos manifestantes resultaron heridos.
«Lo que hemos visto hoy es un grupo que se unió, no para exigir más libertades, sino para enfrentarse y luchar con la policía», declaró a la prensa el comandante de la Policía de Victoria, Mark Galliott, citado por la agencia de noticias AFP.
Galliot dijo que los manifestantes lanzaron botellas, piedras y «más objetos» a la Policía y lamentó que los asistentes no protestaban por sus «libertades», sino que «simplemente fueron a pelear con la Policía».
«Esto es lo que hemos visto (…) estaban enfadados, hombres jóvenes agresivos (vinieron) aquí para luchar contra la Policía, no para protestar a favor de la libertad», expresó el uniformado, según la agencia de noticias Europa Press.+
La Policía intentó impedir que la marcha llegara al centro de la ciudad, bloqueando rutas y deteniendo el transporte público, para evitar que se repitieran las escenas de violencia que marcaron la protesta del mes pasado, en la que participaron miles de personas.
En Nueva Gales del Sur, en tanto, 32 personas fueron detenidas, 20 de ellas en su capital, Sydney, que está confinada desde fines de junio.
Australia se encuentra actualmente en su peor ola de contagios de coronavirus, después de registrar su récord de casos diarios, 2.075, a comienzos de septiembre.
Durante la mayor parte de la pandemia, el país de Oceanía registró una de las tasas de infección más bajas del mundo gracias a una estrategia de estrictos cierres de fronteras, rastreo de contactos e intensas campañas de detección.
Pero el resurgimiento de la epidemia debido a la variante Delta a mediados de junio en Sydney provocó un cambio de estrategia y un mayor apoyo de la población a la vacunación contra el coronavirus.
Las autoridades locales notificaron más de 500 nuevos contagios en la última jornada.