Si los resultados en las elecciones generales del 14 de noviembre se reprodujeran idénticamente, el Frente de Todos cederá, en primer lugar, la mayoría propia en la Cámara alta, ya que perderá seis senadores nacionales
Si bien el dato determinante será el resultado de las elecciones generales de noviembre, los números de las Paso desfavorables para el oficialismo permiten vislumbrar una composición en el Congreso que alterará significativamente el equilibrio de fuerzas.
Si los resultados en las elecciones generales del 14 de noviembre se reprodujeran idénticamente, el Frente de Todos cederá, en primer lugar, la mayoría propia en la Cámara alta, ya que perderá seis senadores nacionales.
Se trata de un escenario absolutamente impensado ya que en las semanas previas a las Paso las especulaciones giraban en torno a si el Frente de Todos iba a poder arrimarse al quórum propio en la Cámara de Diputados, pero se descontaba que esa situación de privilegio en el Senado no estaba en riesgo.
Por si fuera poco, el oficialismo también quedaría relegada en la Cámara de Diputados como primera fuerza, pasando de las 120 actuales a 111.
La alianza Juntos por el Cambio tomaría la delantera como fuerza mayoritaria, llegando a 118 bancas propias, un número muy por encima de las expectativas que le permitirá manejar el quórum en acuerdo con bancadas minoritarias de la oposición.
En la provincia de Buenos Aires, el oficialismo arriesgaba 17 bancas en la Cámara baja, ya que esa era la cantidad de cargos que había obtenido con la elección que traccionó la candidatura a senadora de Cristina Kirchner en 2017, la elección con la que debe cotejarse estos comicios de medio término.
Con el 33,5% de Victoria Tolosa Paz, el Frente de Todos accedería a apenas 14 bancas, sacrificando tres.
La contracara es Juntos por el Cambio, donde ocurre el proceso inverso: pone en juego 14 bancas y cosecharía 17, avanzando así tres casilleros en esta carrera por el control de la Cámara baja.
Otra caso paradigmático del repliegue parlamentario del Frente de Todos es la derrota contra todo pronóstico en La Pampa, con Juntos por el Cambio dando el batacazo por 10 puntos de diferencia.
De esta manera, la principal coalición opositora ganaría una banca en detrimento del Frente de Todos, que la perdería.
En Neuquén, el Frente de Todos se quedaría con las manos vacías si se tradujeran los mismos resultados en la general de noviembre, y de esa manera perdería una banca.
Lo mismo sucedería en Río Negro donde pone en juego dos escaños y sólo obtendría una sola.
Otro distrito donde el oficialismo tuvo un muy duro traspié es la provincia de San Luis, donde la conversión de los hermanos Rodríguez Saá no cayó bien en los puntanos, que los castigaron en las urnas: perderían las dos bancas que pone en juego, mientras que Juntos por el Cambio lograría una banca adicional.
Misiones, Salta y Tucumán son otras provincias donde Juntos por el Cambio pudo dar un salto electoral y si repitiese la misma producción en noviembre accederá a una banca adicional por cada uno de esos distritos.