Cada 8 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Alfabetización. En Rosario, un grupo de voluntarios desde hace más de diez años trabaja por este derecho de niños, jóvenes y adultos
“Somos Alfabetización Santa Fe. Nos estamos constituyendo como organización, de hecho este miércoles 8 de septiembre estamos firmando el acta constitutiva que se demoró porque en este período de Pandemia no se podían hacer asambleas”. Desde hace 10 años “Alfabetización Santa Fe” viene trabajando en contextos de encierro como en las cárceles de Rosario, y desde hace menos tiempo llegaron a distintas organizaciones barriales de la ciudad.
En la Unidad XI es donde más tiempo comparten y estuvieron desde el inicio, pero también se hacen presentes en la Unidad XVI y XXI. Guillermo Cabruja, coordinador del programa, cuenta que hace cuatro años que la Universidad Nacional de Rosario (UNR), a través de la dirección de Inclusión y Desarrollo Socioeconómico, los invitaron a participar de una experiencia en barrio Santa Lucía, junto a una organización del barrio llamada La Biblioteca Popular Juanito Laguna. “Allí hicimos un relevamiento del barrio, casa por casa en las 18 manzanas y encontramos a 84 personas que no sabían leer ni escribir. Así fue como comenzamos nuestra tarea de alfabetización yendo a los hogares de las personas, siendo esta una de nuestras metodologías de trabajo. Nos sentamos en su cocina, en su comedor, en su mesa, porque muchas personas sienten vergüenza y no quieren ir a un espacio común como puede ser una escuela o una biblioteca, por eso cuando ellos deciden vamos y hacemos la actividad en sus casas”, describe el coordinador en diálogo con Rosario es Más.
Cuenta Cabruja que antes del inicio de la pandemia estaban trabajando en siete barrios de distintas zonas de Rosario. Si bien debieron suspender la actividad de alfabetización, todas las organizaciones que los habían convocado comenzaron a entregar raciones de comida para paliar la situación que vivían los vecinos, motivo por el cual se adaptaron a sus actividades y cooperaron buscando donaciones.
Esta acción llevó a que otras organizaciones se comuniquen con ellos, posibilitando que actualmente estén en 17 espacios de la ciudad alfabetizando a los vecinos, luego de dar por concluido el período de entrega de comida.
“Estamos en distintos lugares y barrios de Rosario como Empalme Graneros, Ludueña, Triángulo, La Tablada, en todas las zonas, y además continuando con nuestra tarea en las cárceles”, agrega Cabruja
Su metodología de trabajo es siempre a través de una organización del barrio y sus referentes. “Acordamos qué es lo que necesitan, cuáles son las personas que han generado esas demandas y trabajamos con ellos. Después hacemos los relevamientos necesarios donde detectamos y proponemos aprender a leer y escribir o mejorar la lectoescritura. También en pandemia surgió la problemática de los chicos que no asistían a las escuelas y no tenían la conectividad necesaria para seguir el cursado, por lo que comenzamos con un apoyo escolar, encontrándonos así con niños de 12, 13 y 14 años que no sabían leer y escribir”, expresa Guillermo
“El año pasado desarrollamos cursos de formación de alfabetizadores sobre los distintos programas de alfabetización existente, su metodología, y un poco los conceptos sobre los cuales nosotros trabajamos que tienen que ver con percibir a la educación como un derecho humano. Entendemos que no puede haber ninguna persona que no sepa leer o escribir en la ciudad de Rosario, y que lo que hacemos es una restitución de su derecho y un acto de justicia. Nuestra metodología básicamente es la empatía, es lograr esa comunión con la persona a la cual vamos a compartir saberes y tenemos que generar un vínculo de tal manera que esa persona desee encontrarse con nosotros y practicar los trabajamos que le proponemos”.
Durante la pandemia también recibieron una propuesta por parte de la Facultad de Derecho de la UNR, mediante la dirección de Tecnología y Vínculo Social. Les propusieron hacer un curso de formación para estudiantes universitarios, creándose el Programa de Alfabetización y Acceso a la Justicia al cual adhirieron la Facultad de Humanidades y Artes, la Facultad de Psicología y la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Se trata de un proyecto colectivo donde intervienen distintos actores sociales y diferentes unidades académicas. “Eso generó que se salga a proponer un encuentro donde cada claustro tomara a la alfabetización desde diferentes miradas para elaborar un trabajo práctico y así lograr la certificación de alfabetizadores. Posteriormente se harán tareas de campo donde todos los estudiantes que se inscribieron van a participar en las diferentes organizaciones donde estamos trabajando”, cuenta Cabruja. El proyecto tiene como objetivo fortalecer y estrechar los vínculos de solidaridad en la formación de las y los actores jurídicos-sociales, potenciando la relación entre la Universidad, las organizaciones sociales y la comunidad.
“Hemos encuestado y en todos los barrios hemos encontrado muchas personas que no saben leer y escribir, prácticamente un promedio de cinco personas por manzanas. Ni hablar si vamos a sectores más vulnerados de nuestra ciudad. Creemos que es urgente la necesidad de convertir a la alfabetización en una política de estado y que el acto de alfabetización no solo se haga de manera voluntaria como lo hacemos nosotros sino que se lo encare de forma profesional y sistematizada para llegar a los barrios, porque creemos que el analfabetismo es una de las causas de todos los padecimientos que tenemos como sociedad. Para nosotros la falta de educación, ese derecho que tienen los niños, jóvenes y adultos hacen que no encuentren alternativas, haciendo que nuestras cárceles estén llenas de pibes de barrios que carecen de oportunidades”, concluye Cabruja.