Los sangrientos ataques, que tuvieron lugar de forma sincronizada ese 13 de noviembre, sucedieron después de los atentados de enero de ese mismo año contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado de comida kósher
El juicio de los atentados yihadistas del 13 de noviembre de 2015 en el Estadio de Francia, la sala de conciertos Bataclan y los bares en París, que dejaron 130 muertos, comenzará mañana en Paris con Salah Abdeslam, el único sobreviviente del comando que perpetró el ataque, como principal acusado.
Los sangrientos ataques, que tuvieron lugar de forma sincronizada ese 13 de noviembre, sucedieron después de los atentados de enero de ese mismo año contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado de comida kósher.
La capital francesa y el suburbio de Saint-Denis fueron los lugares en los que atacantes suicidas islamistas perpetraron tiroteos contra las veredas de cinco bares y restaurantes, el tiroteo y toma de rehenes en la sala de conciertos Bataclan y explosiones suicidas alrededor del Estadio de Francia mientras se jugaba un partido amistoso entre Francia y Alemania, y en otro restaurante cerca de la Plaza de la Nación.
El saldo de esa noche fueron 130 muertos y 415 heridos, en la peor masacre ocurrida en territorio continental francés desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Cinco días después de la toma de Bataclan, Abdelhamid Abaaoud, jefe de operaciones del ataque, y su cómplice murieron durante una operación policial en un edificio de Saint-Denis, donde se atrincheraron.
En estrecha colaboración con las autoridades belgas, cuatro años de investigación permitieron reconstruir gran parte de la logística de los atentados y del recorrido que siguieron los miembros del comando: por un ruta migratoria desde Siria hasta sus escondites alquilados en Bélgica y cerca de París.
Los investigadores descubrieron una célula yihadista mucho mayor y responsable también de los atentados que dejaron 32 muertos el 22 de marzo de 2016 en el subte y en el aeropuerto de Bruselas.
Los ataques fueron reivindicados por el Estado Islámico (EI) y a partir de mañana y durante casi nueve meses, un tribunal especial juzgará al francomarroquí Abdeslam y a otros 19 acusados, de los cuales 14 estarán presentes.
«El juicio promete estar cargado de emoción, pero la justicia tendrá que tomar distancia si no quiere perder de vista los principios en los que se basa nuestro Estado de derecho», advirtieron los abogados de Abdeslam, Olivia Ronen y Martin Vettes, informó la agencia de noticias AFP.
Para las víctimas, 300 de las cuales declararán en septiembre y octubre, el juicio representa un «hito importante» para seguir con sus vidas, en palabras de Arthur Dénouveaux, sobreviviente del Bataclan y presidente de la asociación Life for Paris.
Sus testimonios harán «que entre la humanidad en el juicio», estimó Dénouveaux, para quien se deberán aceptar algunos «arrebatos» de emoción.
Ante la ausencia del principal responsable del atentado, el veterano yihadista Oussama Atar, y de otros altos cargos del EI, las miradas se centrarán en Salah Abdeslam y en Mohamed Abrini, «el hombre del sombrero» de los atentados de Bruselas.
La corte, que no los interrogará hasta 2022, deberá resolver las últimas incógnitas, como el papel exacto desempeñado por Abdeslam.
El hombre, de 31 años, guardó silencio durante la instrucción y las partes civiles esperan enfrentarse de nuevo a su mutismo.
«Velaremos por que este juicio excepcional no se convierta en un juicio de excepción», advirtieron los abogados del francomarroquí.
Doce de los 20 acusados se enfrentan a la cadena perpetua.
El proceso de hoy cuenta con casi 1.800 partes civiles constituidas y requirió dos años de preparación y la construcción de una sala de audiencias especial en el palacio de justicia de París.
La celebración de un juicio de este alcance, previsto hasta el 25 de mayo de 2022, representa un desafío para la institución judicial, en plena pandemia y con un riesgo elevado de amenaza terrorista.
Más de un centenar de testigos fueron citados a declarar, entre ellos muchos investigadores franceses y belgas, así como el entonces presidente de Francia, François Hollande.