Por José Calero. Jefe de Economía de la agencia NA
El Gobierno aspira llegar a las elecciones de noviembre próximo con la economía operando a pleno y una inflación mensual más cercana al 2%, lo que permitiría mejorar el humor del electorado y retener el peso en ambas cámaras legislativas.
Esa es la hipótesis sobre la que trabaja el equipo económico, que sumó entre sus integrantes al flamante ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, con el objetivo de trabajar en la conversión de planes sociales en empleos.
Apurado por dar buenas noticias, el ministro de Economía, Martín Guzmán, salió a anticipar que la inflación de agosto se ubicó por debajo del 3%.
Lo hizo porque el INDEC recién difundirá el dato oficial dos días después de las elecciones primarias, y se busca capitalizar toda variable económica positiva en pos de un buen resultado legislativo.
Guzmán está preocupado por el escenario financiero, en especial por el nivel de endeudamiento del Banco Central.
El presidente Alberto Fernández había criticado en la campaña electoral del 2019 la enorme masa de Letras de Liquidez (Leliqs) emitida durante el gobierno de Mauricio Macri.
Pero durante la gestión actual el stocks de Leliqs no sólo se mantuvo, sino que casi se triplicó, al superar los 4 billones de pesos.
El propio Guzmán sostuvo ante empresarios que esa situación es «disfuncional para el sistema económico, porque lo que necesitamos es un esquema financiero que canalice el ahorro en inversión».
El Banco Central pagó en los primeros ocho meses del año casi $ 800.000 millones de intereses de Leliqs y pases, un 91% más que en igual período del 2020.
Desde el inicio de la gestión actual, el stock de esa deuda aumentó 270%, al pasar de $ 1,1 billones a $ 4,1 billones en la actualidad.
Guzmán experimentó problemas para financiar al Tesoro en agosto, ya que el mercado no le pudo prestar todo lo que necesitaba, lo que abre un interrogante sobre el futuro de las colocaciones de deuda.
Las Leliq y los Pases son utilizados por el Banco Central para captar los pesos que emite la propia entidad para asistir al Tesoro.
Pero las dificultades para colocar deuda en las licitaciones en pesos llevaron a acelerar la asistencia monetaria y en el año ya sumó $ 710.000 millones.
El mercado está esperando más señales sobre un acuerdo con el FMI e incluso durante los últimos días hubo versiones de que se había avanzado en ese sentido.
«Por ahora seguimos trabajando», aclararon tanto desde el Fondo Monetario como desde el Palacio de Hacienda.
La baja de la inflación no es la única promesa de Guzmán en el marco de lo que considera un aporte a los candidatos del oficialismo en la campaña electoral.
El ministro de Economía prometió utilizar todos los instrumentos para lograr que el salario le gane finalmente a la inflación este año, tras varios períodos de pérdida del poder adquisitivo.
Guzmán también defendió la estrategia de mayor gasto implementada durante los peores momentos de la pandemia para cuidar el aparato productivo.
Dijo que eso permitió que ahora que se redujo el ritmo de contagios y muertes por Covid, la economía se esté recuperando.
La recuperación de la economía y la baja de la inflación no son los únicos frentes que preocupan.
El Banco Central viene perdiendo reservas a razón de USD 100 millones diarios para mantener a raya al dólar.
Eso explica que mientras los precios suben al 3% mensual, la divisa norteamericana se aprecie al 1%.
Ese retraso cambiario deberá corregirse en algún momento, seguramente tras las elecciones y un eventual acuerdo con el FMI.
El Banco Central todavía tiene un amplio margen de maniobra, gracias a las divisas acumuladas en la primera mitad del año, fruto de la liquidación de la agroindustria.
Si bien las reservas internacionales netas en la actualidad están en los USD 10.000 millones, hasta fin de año habrá pagos a organismos internacionales por aproximadamente USD 5.000 millones, más otros USD 1.000 millones de intervención del BCRA en el mercado de cambios.
Imprescindible acuerdo con el FMI.
Con reservas internacionales netas proyectadas a fin de año menores a los USD 4.000 millones y vencimientos por más de USD 5.000 millones en el primer trimestre del 2022, está claro que llegar a un acuerdo con el FMI es indispensable para la Argentina.
Una de las trabas para alcanzarlo es la enorme brecha cambiaria, que supera el 80%.
El FMI pedirá una estrategia de reducciones de subsidios, de asistencia monetaria y del cepo cambiario.
Son tres ejes sobre los cuales hay gran incertidumbre, que tal vez se empiece a develar cuando se presente el proyecto de Presupuesto para el 2022, luego de las primarias.
Un informe de la Fundación Capital considera impostergable cortar el proceso de inflación-devaluación que mantiene estancada a la economía desde hace más de 10 años.
El interrogante es si las fuerzas políticas de la Argentina están dispuestas a cerrar un gran acuerdo que permita avanzar con las reformas necesarias.
Y sobre todo encontrar un sendero de reducción del gasto público, para tratar de cerrar el ciclo de endeudamiento iniciado durante la última dictadura militar, cuando la deuda externa se multiplicó de USD 9.000 millones a USD 45.000 millones en apenas siete años, y ya no tuvo freno.