"La pandemia por Covid-19 ha cambiado la manera en la que brindamos tratamiento y todo tratamiento tiene que ser adecuado para el nuevo mundo pos-Covid", aseguró la Sociedad Internacional del SIDA
El futuro de los tratamientos para personas que viven con VIH, que en su mayoría tiene actualmente que tomar pastillas diarias, se encamina a esquemas con inyecciones de acción prolongada, necesidad que se evidenció más en el contexto de la pandemia por Covid-19, aseguraron este lunes especialistas internacionales en la apertura del XVIII Simposio Científico de Fundación Huésped.
«La pandemia por Covid-19 ha cambiado la manera en la que brindamos tratamiento y todo tratamiento tiene que ser adecuado para el nuevo mundo pos-Covid», aseguró la médica británica Chloe Orkin, miembro del consejo de administración de la Sociedad Internacional del SIDA.
La especialista aseguró que «hay una demanda creciente en los tratamientos de acción prolongada, cuanto más espaciada es la administración del tratamiento mayor es el interés de la persona» y en este sentido, aseveró que «con Covid o sin Covid nuestro paradigma de tratamiento terapéutico está pasando a ser de acción prolongada».
«Si pensamos en los objetivos de los tratamientos para la próxima década lo que queremos es garantizar una vida buena y plena a través de la supresión virológica rápida y durable, manejar las comorbilidades, apoyar la salud mental (incluida adicciones), identificar coinfecciones y otras enfermedades, reducir el estigma y facilitar situaciones vitales como embarazo, transición de género, paso a la adolescencia, etc,», sostuvo.
Y en este camino, los tratamientos de acción prolongada tienen «enormes ventajas sobre las tomas orales diarias».
«Por primera vez tenemos guías sobre el uso de tratamientos inyectables con cabotegravir y rilpivirina que muestran los resultados de tres ensayos (FLAIR, ATLAS y ATLAS 2M) que llegaron a fase 3 donde se estableció la no inferioridad de estos tratamientos comparados con el régimen oral», describió.
No obstante, Orkin recordó que actualmente las guías describen que se puede usar esta combinación inyectable cuando «no hay resistencia a las drogas ni fallas anteriores, tampoco se puede usar cuando hay hepatitis B activa, planificación de embarazo o medicamentos que tengan interacción medicamentosa».
Entre las ventajas de estos tratamientos, la evidencia internacional señala que «es beneficiosa para aquellos pacientes que están cansados de los regímenes de administración oral, o que les preocupa dar a conocer o ser estigmatizados por recibir medicación para el VIH o simplemente para mejorar la calidad de vida».
La médica, quien es además expresidenta de la Asociación Británica del VIH y presidenta electa de la Federación de Mujeres Médicas, describió durante su ponencia una serie de estudios con drogas para uso de acción prolongada que se encuentran en etapa 1 y 2 de ensayos clínicos (con pacientes).
A la hora de imaginar cómo serán los tratamientos a futuro, el médico británico Anton Pozniak, consultor en el Chelsea and Westminster Hospital y exjefe de la unidad de investigación sobre el VIH en el King ‘s College de Londres, coincidió en que «lo que esperamos son tratamientos con dos drogas (terapia dual) inyectables, con la posibilidad de que el paciente pueda medir su carga viral en su casa o en una farmacia y de esa manera pueda manejarse solo con la enfermedad».
En el mismo sentido, la médica infectóloga argentina Romina Quercia, quien actualmente es directora médica Europea para el VIH en la compañía GlaxoSmithKline, señaló que «año atrás Pozniak hablaba de que un objetivo sería que se puedan aplicar tratamientos inyectables y el paciente venga al consultorio una o dos veces por año, y hoy ya lo estamos logrando».
«El tema -continuó- es que se pueda llegar a la implementación y que el paciente pueda ir controlando el nivel de carga con un app por ejemplo; estamos viniendo cosas brillantes hacia el futuro, pero hay que trabajar en conjunto entre investigación básica y la ciencia de implementación».
Las y los investigadores señalaron que también hay cada vez más evidencia sobre la eficacia de tratamientos con dos drogas (en lugar de tres como era hasta hace unos años el esquema estándar) y brindaron detalles sobre el nuevos tratamientos basados en anticuerpos monoclonales.
«Estamos en un momento de mucho entusiasmo con los tratamientos de acción prolongada, hay investigadores que están intentando desarrollar vacunas para VIH, tenemos nuevos tratamientos y estamos queriendo llegar del tratamiento a la cura», indicó Orkin.
Y continuó: «En ese camino, todas estas drogas son el puente y hoy estamos pudiendo lograr que los pacientes tengan una expectativa de vida como las personas que no tienen el virus; entonces hay que evitar sacrificar pacientes en la búsqueda de la cura».
Además indicó que «también es importante evidenciar que hay grupos que no están representados en los ensayos clínicos; en los último años el promedio de edad de las personas que participan de estudios es de 33 años, las personas trans no están contempladas, sólo un tercio de las personas son de color, y las mujeres tienden a representar sólo el 15%; las mujeres embarazadas, que amamantan y los niños están directamente excluidos».
«Esto es algo que tenemos que cambiar -continuó- tenemos que encontrar diferentes maneras de hacer participar a estas personas y revisar las licencias de las drogas».
Finalmente, Orkin remarcó que «también es importante que estos tratamientos de acción prolongada no estén disponibles sólo en el norte global, como hemos visto que sucedió en la pandemia con las vacunas que dejó en claro que las reglas de juego no son iguales para todos y es muy importante a que todo el mundo tenga acceso a beneficiarse de estos tratamientos de acción prolongada y que esto no sea sólo para algunos países».
El XVIII Simposio Científico de Fundación Huésped, que comenzó hoy y se extenderá hasta el viernes 3 de septiembre, ofrecerá 14 sesiones y cuenta con la participación de más de 2.500 profesionales de la salud y líderes comunitarios de todo el país y América Latina.
Además de Covid-19 y VIH se debatirá sobre enfermedades transmisibles y otros hitos recientes en relación a derechos sexuales y reproductivos, como la sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).