Espectáculos

Los parches y los platillos del mundo están llorando


Opina Carlos Duclos

Por Carlos Duclos

Ha muerto Charlie Watts, el célebre baterista de los Rolling Stones. Técnicamente tal vez no era el mejor, pero le impuso a la banda inglesa, y al rock, su propio sello, su estilo. Watts se convirtió, junto con tantos otros músicos, en el ícono de una época. Fue, sin dudas, un paradigma del rock y de la música en general, que despuntó, allá por el año 1965, con aquella célebre y atrevida canción, “Satisfaction”.

Sin embargo, Charlie Watts fue, al mismo tiempo, el reflejo de una generación en donde los valores no se habían hundido tanto. Una generación que, aun con sus errores y pecados, fue capaz de atreverse a romper con los moldes y el statu quo, pero sin destruir principios básicos que hoy están siendo bombardeados y aniquilados. Una generación que bregó por la paz mundial, por la paz social y la paz interior de cada criatura, siendo capaz de iniciar y consolidar movimientos pacifistas; porque hay que decirlo: la violencia solo estaba enquistada en una minoría mundial de corazones resentidos y tóxicos, que creyó que la solución eran las balas, el rencor, el odio, el enfrentamiento. Una minoría que siempre terminó cayendo por su propio lastre hacia el fracaso.

El batero de los Rolling que acaba de morir, representó una época en donde no todo eran rosas, por supuesto, pero no había tantas espinas como en estos días tan tristes para el ser humano. El respeto, la camaradería, la palabra, la amistad, la cortesía, el talento, la cultura y hasta el amor, no estaban tan degradados como en estos días.

Charlie Watts alcanzó la fama, la gloria y una inmensa fortuna, pero jamás se apartó de una vida signada por el recato, la prudencia y la ausencia de vanagloria. Estuvo casado siempre, desde el año 1964, con la misma mujer, compañera inseparable, Shirley Ann Shepherd. Fue ella quien, en determinado momento de la década del 80, cuando el baterista tuvo vínculo con la droga, lo sacó de ese ambiente.

Charlie Watts fue el puntal del ritmo de los Rolling, pero fue quien también apuntaló a la banda y sus integrantes más allá de la música.

Reconocido internacionalmente, ha muerto en este 24 de agosto en un mundo convulsionado por varios factores. “Lo mejor se está yendo”, dijo alguien, por eso los parches, los platillos y todos los instrumentos musicales del mundo están llorando.