Una mujer, su hijo y dos amigos habían salido a repartir juguetes por distintos parajes, cuando fueron sorprendidos por una tormenta de nieve
Con turrones y alfajores que quedaron sin repartir y nieve derretida, Alicia Ocampo, su hijo Juan Ignacio Gallardo, de 18 años, y Adolfo Pignon lograron sobrevivir dos días en la estepa patagónica hasta que, luego de siete horas de caminata, fueron rescatados a 146 kilómetros de Bariloche.
«Fue una prueba intensa que te pone a superarte a vos mismo, tanto en lo emocional como físicamente», contó hoy Alicia con la voz quebrada.
El sábado a las 7 de la mañana, Alicia, su hijo y dos amigos salieron en dos camionetas a repartir los juguetes que habían recolectado para entregar en parajes de la zona. Pero una tormenta de nieve los sorprendió y perdieron el rastro de la ruta. La nieve acumulada alrededor alcanzaba los 70 centímetros.
Fueron rescatados recién ayer a la medianoche, y a pesar del susto y de que los propios rescatistas pensaron que no los encontrarían vivos, los cuatro llegaron sanos y salvos.
«El que me mantuvo a flote fue Juani. Yo iba a sacar a mi hijo de cualquier manera», contó hoy Alicia desde su casa en declaraciones a Noticiero Seis de Bariloche.
La mujer aseguró que el mismo sábado a las 5 de la tarde, cuando el sol empezaba a caer y ya llevaban varias horas varados, supo que la situación era complicada. «Esto está mal», pensó.
Lograron sobrevivir comiendo los turrones y alfajores que les habían quedado sin repartir, tomando algunos jugos que tenían en la camioneta y descongelando agua con la calefacción del auto.
El operativo para rescatarlos ya estaba en marcha. Pero sin señal del celular, era imposible dar con ellos. Por eso, el lunes por la mañana Alicia, su hijo y Adolfo decidieron partir a buscar ayuda, mientras Hugo Trejo, con dificultades para emprender la caminata, quedó en una de las camionetas.
Fueron siete horas sin rumbo. «En un momento teníamos que cruzar un río y Adolfo nos cruzó a ‘cococho’ para no mojarnos», siguió la mujer.
«Hasta que vimos la casita de este señor y vimos caballos. Dijimos: «si no hay nadie nos robamos los caballos y se los dejamos en la policía». Ese caballo fue mi luz esperanzadora en ese momento», relató Alicia sobre el momento en que llegó a la estancia La Caprichosa. Allí los recibió Inalef, quien les dio «el té mas rico del mundo, pan casero y torta fritas».
Pero todavía faltaba llegar a un lugar donde pudieran pedir auxilio. Mientras ella y su hijo quedaron en la estancia, Inalef y Adolfo fueron a caballo hasta Chacay Huarruca, ubicada a unos 12 kilómetros.
Finalmente, los cuatro fueron rescatados el lunes a la medianoche en un operativo en el que participaron unos 60 rescatistas.
«Fue por una buena causa pero se complicó», reconoció Alicia quien dijo que a pesar del susto volverá a organizar colectas para llevar a esos parajes.