Según el último informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec)
Las mujeres representan entre el 31 y el 40% de los egresos de carreras de ciencia y tecnología (CyT) en la Argentina, Brasil y México, pero solo entre 19 y 24% del empleo especializado en estas disciplinas en los tres países, según el último informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
Tras identificar a la Ciencia y Tecnología como un sector «crucial para la economía en términos de productividad y como generador de empleos de calidad», el informe arrojó que: «si bien las mujeres son mayoría entre quienes estudian carreras universitarias en los tres países bajo análisis, su participación se reduce en los campos de estudio CyT».
El análisis precisó que «mientras que las mujeres son el 40% de los egresados/as de carreras CyT en la Argentina, el 34% en Brasil y el 31% en México, son sólo el 24% de los ocupados/as CyT en Argentina, el 19% en Brasil y el 20% en México».
El valor de la ciencia y tecnología se mensura en que «uno de cada 10 dólares» producidos en estos tres países «provienen de CyT», mientras que «en Argentina y Brasil este sector explica aproximadamente el 22% de las exportaciones y en México alcanza al 70%».
«Además, el valor agregado por trabajador/a en CyT casi duplica el de la economía en total en la Argentina y México, y es más del doble en el caso de Brasil», sostuvo el Cippec.
El informe agregó que las y los trabajadores del sector de ciencia y tecnología «ganan en promedio entre 24% (México) y 65% (Brasil) más que los/as ocupados/as de la economía en su conjunto».
El documento «Mujeres en ciencia y tecnología: cómo derribar las paredes de cristal en América Latina» se enarcó en los programas de Protección Social y Desarrollo Económico de Cippec y fue escrito por Paula Szenkman, Estefanía Lotitto y Sofía Alberro.
«Asegurar la participación de las mujeres en ciencia y tecnología es una oportunidad crucial para evitar que las brechas existentes se ensanchen. Además de mejorar las condiciones de vida de las mujeres, contribuiría a mitigar la reproducción intergeneracional de la pobreza y a impulsar el crecimiento económico inclusivo», aseguró Szenkman.