Por Iván Cachanosky. Economista, jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
El jueves 12 de agosto, el BCRA decidió profundizar el cepo.
Como toda medida restrictiva, profundizar restricciones trae consecuencias, que con el tiempo se vuelven costosas.
La entidad estableció que las operaciones con dólares financieros (tanto MEP como CCL) deberán liquidarse en la cuenta bancaria del titular.
Esto deja afuera a las ALyC generando un golpe en el mercado de capitales.
El objetivo del BCRA es claro: cuidar las reservas internacionales netas que se encuentran en niveles alarmantes.
No obstante, se generarán daños colaterales incrementando el nerviosismo en el mercado.
En este contexto, se debe tener en cuenta el impacto en la brecha. Por otro lado, alguno en recaudación y, finalmente, un contexto adverso.
Es de común conocimiento que cuando las restricciones se profundizan, las brechas tienen a incrementarse con el tiempo.
Esto es muy probable que suceda en el mercado cambiario en algún momento. La presión se observará principalmente en el dólar blue.
Más aún, los primeros días después de la medida el dólar blue se despertó subiendo $5 hasta $183, desde los $178 que cotizaba previo a la implementación de la medida.
Es que, al crecer las intervenciones en los dólares paralelos legales, la divisa informal obtiene más volumen y se tensiona el mercado.
La brecha se encuentra en estos momentos coqueteando en el 87%, cifra elevada, y que el BCRA tiene claro que puede permitir que crezca mucho más.
Por otro lado, colateralmente, la AFIP puede ser un jugador perjudicado con las nuevas restricciones.
Es que algunos agentes económicos traían dólar a través del CCL para poder pagar impuestos y ahora se encuentran imposibilitados de hacerlo.
Para realizar esta operatoria se utilizan las denominadas «cuentas espejo» (cuentas bancarias a nombres del mismo titular).
El problema es que en el exterior muchas cuentas poseen otro nombre en una estructura superior, aunque el beneficiario sea el mismo, y se genera la imposibilidad de ingresar dólares CCL para pagar los impuestos.
En concreto, mientras que para la AFIP son transparentes, para el BCRA no, y ahora se complica esta operatoria.
Por último, el contexto internacional y local no ayudan para generar una paz cambiaria.
A nivel mundial, el retorno al poder de los talibanes en Afganistán generó sacudones en los mercados internacionales.
Tampoco colaboraron algunos datos económicos de China generando expectativas de un menor crecimiento mundial.
A nivel local, el escándalo de Alberto Fernández en Olivos genera aún mayor desconfianza e incertidumbre. Para peor, debido al feriado del lunes, Argentina tuvo que procesar todas estas noticias el martes iniciando la semana con un fuerte golpe en los mercados.
Argentina parece no aprender y siempre busca una solución que no existe: «Mayores controles cambiarios».
No debería sorprendernos que esta profundización en los controles también termine de mala manera.
Argentina tuvo más de veinte controles cambiarios y todos han fracasado. No hay razón alguna para creer que esta vez será diferente.
Sin cambios profundos, no habrá soluciones de fondo y la tendencia del dólar continuará siendo alcista, especialmente después de las elecciones.