El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA evidenció los resultados de su encuesta anual y muestran un aumento en el malestar psicológico de la gente. CLG dialogó con Pilar Filgueira, licenciada en psicología
Los últimos 20 meses a nivel mundial quedarán marcados en los libros de historia por la pandemia de coronavirus. Desde aquellos primeros casos en la ciudad china de Wuhan hasta esta actualidad azotados por la variante Delta y los millones de infectados que se replican en el mundo pasó “mucha agua bajo el puente”. Las repercusiones no solamente estuvieron ligadas a la salud física que podía generar el virus del SARS Cov-2. Es más, la Organización Mundial de la Salud entiende por salud a mucho más allá de la propia atención que puede dar un médico clínico en primera instancia. Partiendo de esa base, la Universidad Católica Argentina (UCA) expone año tras año los resultados de la encuesta: «Privaciones estructurales en el desarrollo humano. Argentina urbana 2010-2020 bajo el escenario COVID-19. Desigualdades en recursos psicosociales, condiciones sanitarias y representaciones ciudadanas frente al contexto de pandemia”. En el último informe evidenció que cada vez hay más argentinos que presentan síntomas ansiosos y/o depresivos.
Para el organismo que depende de la ONU “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, según lo explican en su página web. Y así lo entienden los especialistas de la UCA que trabajan enmarcados en el Observatorio de la Deuda Social Argentina. Ante esto, CLG dialogó con Pilar Filgueira, licenciada en psicología y autora del texto académico, que analizó: “El malestar psicológico de 2010 a 2020 más o menos mantuvo una línea, no es que tiene elevaciones marcadas o caídas rotundas. En el área de recursos psicosociales, por obvias razones, hubo un aumento de todo (en 2020) y dieron los valores más altos de la década”.
Quienes más empeoraron su malestar psicológico, dentro del 18% que respondió afirmativamente, fueron las personas de los estratos bajos marginales, las de 75 años y más, y las mujeres.
Mientras para el bienestar subjetivo se estudian la felicidad, el bienestar psicológico, el afrontamiento, el control externo y los proyectos personales, para los recursos psicosociales se mide el afrontamiento negativo, la creencia de control externo, la falta de proyectos, el sentirse poco feliz y el malestar subjetivo.
Estas variables se vieron atravesadas también por la percepción de salud, una de las consultas que realizaron desde el Observatorio para hacer el informe, y Filgueira fue clara: “Las personas que contestaron que tenían mala salud disminuyeron respecto a años anteriores porque al estar todos encerrados y con lo urgente del coronavirus, las consultas a los médicos disminuyeron. Nosotros preguntamos si habían realizado chequeos y por obvias razones no fueron. Sin embargo, la percepción de una buena salud (NdR: si se vieron afectados o no por covid) pesó mucho en este bienestar”.
El informe indaga sobre «desigualdades en recursos psicosociales, condiciones sanitarias y representaciones ciudadanas frente al contexto de pandemia» y muestra que cuanto mayor es la vulnerabilidad social, económica, residencial, educativa y laboral, mayor es la prevalencia de sintomatología ansiosa y depresiva.
“Cuesta un poco explicar lo que es malestar psicológico. Nosotros medimos síntomas ansiosos y depresivos, no hacemos diagnóstico clínico”, señaló Filgueira y recomendó: “Eso se debe hacer en un consultorio médico”.
El trabajo del Observatorio de la UCA consiste en hacer 10 preguntas que se responden en una escala de 1 a 5 con interrogantes como “¿Cuánto nervioso se sintieron en el último mes?” o “¿Qué tan tristes?”, explicó la psicóloga.
Ante la consulta si Argentina incrementa su malestar psicológico y por ende crece en infelicidad, Filgueira volvió a reiterar que “el informe no habla de depresión como cuadro sino de los síntomas. Esos síntomas pueden traer aparejado un cuadro depresivo o ansioso, o no, ya que todos tenemos nuestros momentos de tristeza o de nerviosismo. ¿Tenemos más síntomas? Seguro”.
Uno de los puntos que analiza el informe Privaciones Estructurales en el Desarrollo Humano es la diferencia entre el malestar psicológico según el estrato socio-ocupacional, que tiene el nivel económico, social y laboral del jefe de familia muestra “tendencias en todos los estratos la curva se mantiene estable, pero la brecha que hay sigue siendo grande. Se ven muy claras las diferencias entre el nivel medio profesional y el bajo marginal”.
La presentación, coordinada por Solange Rodríguez Espínola y con autoría de María Agustina Paternó Manavella, Enzo Rave y la mencionada Pilar Filgueira, se hizo en el marco del Seminario Académico Agenda para la Equidad 2021 que se extenderá hasta 2025.
“Desde el Observatorio hacemos informes anuales desde el 2010 con la encuesta de la Deuda Social Argentina. Una serie, la bicentenario, la hicimos desde 2010 hasta el 2016 y la nueva, Agenda para la Equidad, desde el 2017 y durará hasta 2025”, contó la profesional y detalló que se trata de un trabajo “multivariado, multisectorial e interdisciplinario con sociólogos, politólogos, economistas, psicólogos” que nace desde el área de Salud y Bienestar Social del Observatorio.
Los datos que se publicaron en este 2021 provienen de lo recabado entre julio y octubre del 2020 y que se trabajó desde noviembre hasta mayo, para luego ser presentado en agosto. Cada año se presenta uno nuevo y este tuvo la particularidad de tener a la pandemia como nueva variable. El texto advirtió que «el gran escenario que deja la pandemia por SARS CoV-2 aún se desconoce y los desafíos que se vislumbran nos interpelan a ser rigurosos metodológicamente, pero también creativos para sostener una investigación que ofrezca un aporte con gran valor académico y social».
«La situación psicológica de las personas se vio sustancialmente resentida en el período de la pandemia. Los estudios referidos a la situación de la salud mental de los residentes urbanos sostienen el impacto que la crisis sanitaria y el aislamiento generaron en la población y la profundización de aspectos anímicos psicológicos», esgrimió.
Por su parte, Filgueira siguió en la misma línea y entendió que “es muy temprano para ver tendencias y consecuencias psicológicas por la pandemia”. De todas formas aclaró: “El malestar psicológico en 2020 fue el más alto de la década, estaba dentro de los parámetros, sin embargo sigue empeorando”.
Para realizar este estudio, el Observatorio de la Deuda Social Argentina lanza una encuesta a nivel nacional en grandes aglomerados de más de 80 mil habitantes como Amba, Rosario o Córdoba.
El estudio expone un análisis de indicadores que hacen al Desarrollo Humano e integración social plena en la sociedad argentina durante 2010 a 2020.
Por un lado, presenta aspectos de la salud psicofísica incluyendo tanto el desarrollo de capacidades y recursos psicológicos, así como también las condiciones de estado, atención y cuidado de la salud, a la vez que se examinan las percepciones y creencias ciudadanas sobre la democracia y la confianza en las instituciones.