CLG recorrió casas de fotografía para saber qué elige la gente para conservar sus fotos. También dialogó con José Granata, experimentado fotoperiodista, sobre la profesión
Desde su aparición, la fotografía ha sido una forma de inmortalizar momentos. Momentos personales, familiares e históricos retratados a través del click de una cámara, estampados en un negativo de película, capturados en una pantalla. Con el tiempo y la tecnología, las fotos que antes se sacaban con rollos, se revelaban y ampliaban, hoy se toman con cualquier celular o dispositivo digital.
Por eso, el trabajo de las casas de fotografía ha ido mutando, como así también el trabajo de los fotógrafos o fotoperiodistas. Para ahondar más en el tema, CLG dialogó con trabajadores de comercios dedicados al tema y con José Granata, fotógrafo y foto reportero local, con más de cuarenta años de profesión.
A pesar de que la mayor parte de la gente cuenta hoy en día con una cámara en su teléfono celular, hay quienes eligen seguir usando cámaras analógicas y revelan sus rollitos. Otros, encuentran rollos de otras épocas y deciden revelarlos. Sin embargo, la gran mayoría “revela fotos digitales, se mandan por mail, Whatsapp o se traen en un pendrive”, cuenta una trabajadora de una casa de fotografía.
Un proceso que antes llevaba su tiempo, hoy en día es instantáneo. “Se hacen en el momento o se dejan y se vienen a buscar más tarde. Son distintos procesos y varían los precios”, explicó otro trabajador del sector a CLG.
“Hay rollos. Hay gente que le ha quedado guardado y los trae para revelar. Demora más tiempo, entre 15 y 20 días. Aunque tengan cinco o diez años permanecen sanos, se ven bien, por ahí varía un poco el color. Siguen viniendo rollos, no se recomienda mucho porque implica gastar en el rollo, que no es económico, y gastar en el revelado también”, dijo la mujer.
Sobre las modificaciones que han vivido en los últimos años, el trabajador comentó: “Nos fuimos transformando. Al usar todo digital nos fuimos adaptando, agregamos cosas: por ejemplo vinilos, lonas, todo lo que sea sublimado. A eso se le suman otras cosas gráficas. El negocio está muy cambiado”.
“La fotografía es un arte”
José Granata es un experimentado fotógrafo y fotoperiodista rosarino. Según contó a CLG, comenzó a trabajar en el diario La Capital en 1976 y se jubiló hace pocos años. “Me dediqué más de cuarenta años, primero como camarógrafo y después como fotógrafo. Laburar en fotoperiodismo era para los de aquella época un arte. La fotografía analógica, con rollos de película y después tener que hacer laboratorio era una artesanía, un arte”, indicó.
“No pensaba en la inmortalidad, pensaba en querer hacer la mejor fotografía, que fuera la fotografía de tapa del otro día. Creo que todos pensábamos igual. No era una competencia. Era un arte trabajar con la fotografía. No había secreto profesional. Había mucha libertad en el fotoperiodismo, que no la hay hoy”, añadió Granata.
José heredó la profesión y el amor por la fotografía a su hijo mayor, Sebastián, quien lo reemplazó en la agencia estatal de noticias Télam cuando él se jubiló. “Es un orgullo que llevo dentro mío lo que viví. Es como un legado que les dejé a mis hijos. Admiro de la juventud que aspira a querer hacer de la fotografía o de la cinematografía una historia de vida”, analizó.
Asimismo, destacó la diferencia de la fotografía analógica con la que comenzó a trabajar y la digital de esta época: “Hoy la tecnología da mucha facilidad. Nosotros en lo analógico trabajábamos con película. Hoy los jóvenes que trabajan con cámaras digitales pueden editar con la misma cámara, o con la computadora, es más fácil”.
Para cerrar, Granata envió un mensaje a la nueva generación de fotógrafos: “A la juventud que se dedica a la fotografía les transmitiría que no claudiquen, que gasten el dedito apretando el botón de la cámara. Que en diez tomas pueden tener la mejor fotografía del día. Que no claudiquen si les gusta y aman la profesión”.