Mundo

A sus 49 años, murió Judy, la chimpancé más anciana de Europa


Judy fue encontrada sin vida tras un desmayo luego de dar un paseo con Davidino, el macho dominante en el Parque Naturaleza Viva de Bussolengo, Italia

La chimpancé más anciana de Europa, Judy, falleció a los 49 años después de desayunar y dar un paseo a la sombra junto a Davidino, el macho dominante en el Parque Naturaleza Viva de Bussolengo, en la provincia italiana de Verona, se informó hoy.

Judy se despertó antes que sus compañeros, comió algo, se acostó un rato al sol y cuando llegó Davidino se levantó para saludarlo. Caminaron juntos un largo trecho y luego se acostó por última vez debajo de su árbol, describió en un despacho la agencia de noticias ANSA.

El parque veronese comunicó este domingo que el pasado viernes «a las 9.32, Judy cerró los ojos y se durmió para siempre«.

La chimpancé había nacido en 1972 en el Parque Naturaleza Viva de la ciudad de Bussolengo, donde fundó una colonia histórica, con once integrantes. Compartía su primado con Samy, su «amiga» de toda la vida, con la que en los días de lluvia se refugiaban juntas y tomadas del brazo.

El récord anterior de longevidad, para Europa, pertenece a otro chimpancé que vivió en un zoológico de Barcelona, hasta los 58 años.

Madre en ocho oportunidades y también abuela, el rol social de Judy era muy importante. Testimonio de ello es la reacción inmediata de su compañero de vida tras su muerte, Tommy, quien, ante los ojos del público y de las cámaras de vigilancia se le acercó e intentó despertarla enérgicamente.

Otros chimpancés, pensando que se trataba de una agresión, intervinieron para alejarlo, pero Tommy tomó a Judy de una pierna y la llevó hacia una gruta, lejos de las miradas de todos.

El grupo lanzó un último pedido de ayuda a la etóloga quien, mientras tanto, llegaba al sendero público hacia el que Tommy arrastró a Judy, ya sin vida.

En ese momento, un guardián organizó un regreso de emergencia de todos los chimpancés a los pasillos internos, donde el propio Tommy, una vez más, tiraba de Judy sin soltarla.

«Su avanzada edad había puesto progresivamente a prueba su vista y su forma de mirarnos después de reconocer la voz, entrecerrando los ojos un poco para reconocernos mejor«, explicó Caterina Spiezio, jefa del sector de investigación y conservación del parque.

Judy pertenecía a una especie bajo amenaza de extinción en Africa ecuatorial, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y a una de las subespecies menos representadas en los parques zoológicos de Europa.

Su contribución en vida fue muy preciada y lo será también tras su muerte. Su patrimonio genético será perpetuado por Valentina, su hija, y por Giuditta, su nieta.