"Es probable que haya un gran número de víctimas y daños importantes, y que el desastre sea generalizado", informó el Servicio Geológico de Estados Unidos
Las tareas de rescate continuaban este domingo en Haití mientras sigue vigente el alerta roja tras el sismo de 7,2 grados que ayer por la mañana se produjo a 160 kilómetros de la capital y dejó al menos 304 muertos.
«Es probable que haya un gran número de víctimas y daños importantes, y es probable que el desastre sea generalizado», informó esta mañana el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), al emitir una alerta roja «por muertes relacionadas con temblores y pérdidas económicas» que, de acuerdo al organismo, requerirán una respuesta internacional.
Cientos de personas todavía permanecen atrapadas entre los escombros. Esta mañana, el papa Francisco hizo un pedido a la «comunidad internacional» para ayudar al empobrecido país que todavía no logra recuperarse del sismo de 2010 que dejó más de 200 mil muertos y unos 300 mil heridos.
En Puerto Príncipe, la construcción del principal hospital del país continúa incompleta. Según el USGS, el sismo que se produjo el sábado por la mañana causó «peligros secundarios como deslizamientos de tierra» que podrían haber provocado nuevos fallecidos.
Además, señaló que en general la «población de esta región reside en estructuras que son vulnerables a los terremotos» ya que las construcciones predominantes son de «muros de barro y bloques de adobe». También precisó que al igual que el del 12 de enero 2010 el sismo de ayer se produjo a lo largo de la zona de falla de Enriquillo-Plantain Garden.
De acuerdo a los últimos datos oficiales, el sismo del sábado ocurrió a las 8:20, hora de Haití, y hasta ahora dejó 304 muertos y unos 1800 heridos. Luego de sobrevolar la zona, el jefe de Gobierno, Ariel Henry, declaró el estado de emergencia por un mes en los cuatro departamentos afectados por la catástrofe.
«Muchas casas están destruidas, hay muertos y muchos están en el hospital» dijo a la agencia de noticias AFP Christella Saint Hilaire, quien vive cerca del epicentro.
En Les Cayes, la tercera ciudad del país, un hotel de varios pisos se derrumbó mientras que en Jeremie, donde viven más de 200 mil personas, los daños también son graves. «Las casas y los muros que las rodean se han derrumbado. El tejado de la catedral se derrumbó», aseguró Job Joseph, un residente.
La labores de rescate podrían verse empañados por la cercanía de la tormenta tropical Grace, que amenaza con lluvias e inundaciones, según el servicio meteorológico estadounidense.
Pero además de los daños provocados por el sismo, Haití, el país más pobre de América, enfrenta una delicada situación política marcada por el asesinato de su presidente, Jovenel Moise, ocurrido el pasado 7 de julio.
A pesar de que el Ministerio de Salud envió rápidamente personal y medicinas a la península del sureste afectada por el sismo, el arribo está condicionado por la inseguridad ya que bandas armadas bloquean el único camino que une la zona con la capital.
Ayer, en su cuenta de Twitter, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, expresó sus condolencias con los familiares de las víctimas y aseguró que el organismo «está trabajando para apoyar las labores de rescate y socorro».