Solange y Sofía son madres de hijos con diagnostico de APLV (alergia a las proteínas de leche de vaca) y por eso deben seguir una dieta súper estricta para amamantar
Por Milagros Alonso – Télam
Madres que amamantan a bebés con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) contaron la estricta dieta de exclusión de lácteos que deben realizar para evitar la reacción en sus hijos, y pidieron por una ley de etiquetado que indique los productos aptos APLV, en el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, y a 40 años de la aprobación del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
Solange Ojeda es madre de Joaquín de 4 años que tiene diagnóstico APLV y realizó durante casi dos años la dieta de exclusión para continuar con la lactancia.
«Es la parte más compleja, por eso se llama la dieta del amor», aseguró en diálogo con Télam.
«Al principio es una dieta muy estricta porque en los primeros seis meses de vida no se puede identificar la alergia en los bebés por componente sanguíneo», explicó la mujer.
Y destacó la importancia de mantener la dieta porque «la proteína se excreta al 100 por ciento por leche materna, si vos comés una cucharada de yogur, tu hijo automáticamente se brota».
La APLV es la más frecuente de las alergias alimentarias en la población infantil y afecta a más de 7.000 recién nacidos cada año en el país, según la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
Se trata de una reacción exagerada del sistema inmunológico hacia las proteínas de la leche de vaca, por lo que el tratamiento consiste en la suspensión del consumo de los lácteos, derivados o cualquier producto que presenta esa proteína en su elaboración.
Algunos de los síntomas son llantos persistentes, reacciones en la piel, problemas gastrointestinales como cólicos y sangrado en la materia fecal, y la mayoría de las veces, se revierte con el tiempo, encontrando su período de mayor prevalencia desde el nacimiento hasta los 3 años.
«Fue un proceso complejo que yo quise sostener porque quería seguir dándole de amamantar a Joaquín, era mi principal objetivo», relató Solange, quien vive en Lomas de Zamora y aseguró a esta agencia que «fue todo un tratamiento en familia porque mi esposo y mi hija mayor me súper acompañaron».
En el marco de la Semana de la Lactancia Materna, que este año tiene el lema «Proteger la Lactancia Materna: Una Responsabilidad Compartida», familias con hijos alérgicos a la proteína de leche de vaca buscan promover una ley de etiquetado APLV.
Solange es una de las impulsoras del proyecto junto con otras madres nucleadas en la cuenta de Instagram @leyaplvargentina.
La iniciativa adquirió visibilidad cuando la modelo Paula Chaves contó -el año pasado- que debía realizar la dieta por una sospecha de APLV en su hija Filipa, diagnóstico que finalmente se descartó porque la beba sufría de «madurez intestinal».
El proyecto, que ya fue presentado tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados y espera ser tratado en Comisión, propone la impresión del sello «Apto APLV» en los envases de productos.
«Nuestra realidad es ir al mercado, agarrar un producto y estar un montón de tiempo descifrando lo que dice la etiqueta para tener la tranquilidad de que lo podés consumir», graficó Solange, y contó que también suele llamar al número de atención al consumidor de las empresas para verificar que el alimento no fue producido en una planta donde se elaboran otros productos con leche.
«Por eso es tan complejo sostener la lactancia, porque esto desgasta desde lo emocional y económico, sería mucho más fácil de identificar con un sello», apuntó.
Sofía Güemes es otra de las madres que impulsa la campaña y también es la encargada de la cuenta @aptoaplv, donde comparte recetas de cocina que ella misma creó «a prueba y error».
«En casa hacemos todos la dieta», contó Sofía, mamá de tres hijas y las dos menores tienen diagnóstico de APLV y multialergias.
«A la más chiquita le di de mamar hasta hace una semana, dos años y medio casi», relató Sofía y aseguró que la dieta fue lo que más le costó, ya que «es súper estresante, porque no es algo que te hace mal a vos, sino a tu hijo».
«La llaman la dieta del amor, pero yo también entiendo a la gente que opta por la fórmula porque a veces no se puede todo», reflexionó.
Antes de la pandemia, cuando Sofía trabajaba fuera de casa, contó que era más difícil sostener la lactancia: «tenía que prepararme muy bien porque si yo iba a la oficina y quería comer algo no tenía opción alguna», explicó.
En los casos en que no es posible mantener la lactancia o la dieta de exclusión resulta insuficiente, es necesario incluir fórmulas infantiles especiales indicadas por el médico, las cuales están cubiertas en un 100% por la seguridad social para el tratamiento de la APLV, según la Ley Nacional Nº 27.305 Leche Medicamentosa.
«La leche de fórmula es necesaria, pero utilizamos desmedidamente porque hay muchas situaciones de mujeres que desean amamantar y que tal vez por falta de información o por falta de apoyo no logran hacerlo», afirmó a Télam Iardena Stilman, directora ejecutiva de la Asociación Civil Argentina de Puericultura (Acadp).
«Es muy difícil hablar únicamente de las ventajas de la leche materna cuando no tenemos en cuenta que como sociedad no estamos protegiendo a esa mamá que decide amamantar», sostuvo la especialista, y alertó que «todavía hay muchos espacios de trabajo que no cuentan con un lactario».
«Como puericultoras también acompañamos a las familias que eligen una leche de fórmula porque es muy importante hablar del deseo, detrás de una teta hay una mujer que carga con muchas cuestiones», aclaró.
En 1981, la Asamblea Mundial de la Salud sancionó el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna con el objetivo de «hacer frente a las agresivas tácticas de promoción empleadas por las empresas que fabrican alimentos para los lactantes, que estaban fomentando el uso de preparaciones en lugar de la leche materna y dando lugar a un incremento drástico de la morbimortalidad infantil», según dijo la declaración de la OMS y Unicef, con motivo del 40º aniversario.
Argentina ha adoptado el Código en 1997 y en 2007 fue incorporado en el Capítulo XVII del Código Alimentario Argentino, donde se establece que todos los materiales informativos deben incluir las ventajas de la lactancia natural, al mismo tiempo que dispone que los sucedáneos no deben ser objeto de publicidad destinada al público en general y tampoco los fabricantes pueden facilitar a las familias muestras gratis de los productos.
En relación al efectivo cumplimiento del código, Stilman sostuvo que «todos conocemos más de una marca de leche de fórmula y tenemos una cancioncita metida en nuestra cabeza que podemos tararear rápidamente».
«Además de tener leyes que avalen a la lactancia materna, es necesario que haya un trabajo más profundo con la cultura de nuestra población», advirtió, y celebró que «hoy estamos con una realidad diferente de hace diez años, hay más mujeres que eligen amamantar», concluyó.