CLG dialogó con Guillermo Mazzei representante de Sindicato de Médicos Intensivistas de la República Argentina, quien alertó que los trabajadores tienen "un cansancio rutinario"
Una encuesta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (Sati) reveló que el 39% de los profesionales consultados dejará o piensa en retirarse de la especialidad cuando el mundo logre superar la crisis sanitaria por la pandemia de coronavirus. En este marco, CLG dialogó con Guillermo Mazzei representante de Sindicato de Médicos Intensivistas de la República Argentina (Simira), quien alertó que los trabajadores tienen «un cansancio rutinario».
«El personal, como son tan pocos los intensivistas certificados en Argentina, tiene un cansancio rutinario. Se acostumbró al cansancio. No hay vacaciones porque no hay gente», destacó Mazzei para comenzar. A lo que añadió: «Es demasiado trabajo y las condiciones no han cambiado para nada».
El representante de Simira explicó: «Pasaron casi dos años desde el comienzo de la pandemia y las remuneraciones económicas son las mismas». «Incluso el bono de $6.500 llegó cuatro meses después de su anuncio», ejemplificó.
Además, profundizó la situación laboral que atraviesan: «El 80 por ciento de los médicos es monotributista, solo el 15 por ciento está en relación de dependencia». «Tenemos pluriempleo, viajamos muchas horas porque salimos de una guardia y vamos a otra. Tenemos colegas que han muerto viajando durante la pandemia, y más de 50 intensivistas fallecieron por covid trabajando. Sufrimos pérdidas que no son reemplazables», enfatizó.
«Estamos corriendo el riesgo de que a futuro la especialidad no sea atractiva. Aunque en cierto punto ya no lo es, lo venimos manifestando desde el sindicato desde hace más de 6 años, porque las especialidades quedan vacías y en las residencias no se toman los cargos», detalló. Y remarcó: «Esto lleva a que las terapias se ocupen con personal no certificado. Está visto que donde no hay personal certificado, la mortalidad es diferente».
Mazzei detalló: «Nosotros trabajamos también con la angustia de la familia. Somos un bloque que tiene que explicar la situación del paciente que muchas veces tiene un futuro incierto. El trabajo es muy pesado en este momento». «Es una especialidad compleja y poco atractiva, porque a misma remuneración cualquier colega elige otra porque esta representa mucho estrés», señaló.
Por este motivo, explicó que desde Simira y Sati decidieron sacar el comunicado con estas cifras para «encender las alarmas». «Estamos perdiendo la experiencia de los jefes de servicio porque se jubilan, y no se toma gente con las mismas condiciones porque no hay», declaró.
«El sindicato da un alerta para el futuro de la especialidad. No es que perdamos la capacidad de ocupar los cargos, vamos a perder gente certificada. Hay que dar un coto de incentivo a los profesionales más jóvenes y el más importante siempre es el económico, si se da una buena remuneración los cargos se empiezan a ocupar», analizó. Y resumió: «Si vale la pena, uno toma los riesgos».
Al ser consultado por una posible solución u horizonte para la problemática, reveló: «No lo vemos, porque las autoridades no nos han convocado a tratar ni discutir el tema. Tenemos la misma pauta salarial que cualquier personal de salud, no hay una prioridad por ser intensivista. En los privados, son 80 por ciento monotributistas o sea que te pagan el valor de mercado. Es todo un juego económico». «Estamos exponiendo una situación grave a futuro, si el aparato gubernamental no tiene la inteligencia de verlo, se perderán 10, 15 o 20 años de calidad en la medicina crítica en Argentina. Porque formar a un especialista en terapia intensiva te lleva 8 años como mínimo», finalizó.